miércoles, 24 de septiembre de 2008

El mundo según Paz

Por Álvaro Farías R.
"El mundo quiere Paz y Paz quiere al mundo", dice Alberto Fuguet en el epilogo de Santiago Bizarro. Parece una broma, pero el asunto es serio. Si hay algo que obsesiona toda la existencia de Sergio Paz es el hecho de conocer absolutamente todo el planeta. Primero lo intentó con la música, en los 80, cuando se largo a tocar la trompeta a Estados Unidos con una banda de jazz. No le gustó el formato, y ahora desde hace 20 años, lo hace a través del periodismo, aunque cada vez de más lejos. Porque, de hecho, hoy sus neuronas las utiliza en sacar adelante su empresa de transporte de gringos a la nieve y las nuevas guias de sky y aventura, que realiza para Pro Chile. Asegura que ya tiene un libro y que a los 40, se aburrió de los plazos de entrega en los textos. La presión, los editores de mal humor y un sin fin de cosas. De hecho, al ver la metamorfosis de los textos de Paz, uno se puede ir dando cuenta del cambio de foco o quizás del aburrimiento. El clásico nerviosismo paziano del punto seguido a cada instante, ahora se entremezcla con la torpeza de estar escribiendo cualquier cosa. O casi.
De todas formas los beneficios económicos, para ser una persona no graduada, ni titulada de periodista son increíblemente buenos. Por el hit de Santiago Bizarro, que hasta el 2006 fue el libro chileno màs vendido de la historia en Chile. Llegando a superar las 20 mil copias. Eso lo hace acreedor, hasta la actualidad, de un "acuerdo" con El Mercurio, y sus textos, sin importar como estén, se pagan incluso tres veces más que el de cualquier otro periodista.
La característica especial del autor es su particular estilo de escribir cortito y libre. Decir, en general, lo que se le plazca. Por algo su columna de Wiken se llama "Dejenme en Paz". Dejenlo tranquilito, ahí, en su media página del diario. La página en donde todas las semanas con un poco de suerte se pueden leer sobre personajes extraños o la ventilada vida marital con una Hungara del autor.
Paz ya no es el mismo, todos lo saben y él también. Pero no hay que confiarse, porque como dije en un principio, Paz quiere conquistar al mundo.

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