miércoles, 10 de septiembre de 2008

Señor Director:

Augusto Pinochet falleció ayer. Conocimos por televisión la alegría que significó para cientos de chilenos que salieron a las calles a festejar su muerte. Los mismos que sintieron la opresión mientras dirigió el país, los mismos que pedían clemencia y apelaban a los derechos humanos. Pero ¿será la muerte sinónimo de celebración? ¿Acaso ellos, que sufrieron tanto con la muerte de sus cercanos, con la desaparición de sus cuerpos, no saben mejor que muchos qué es el dolor? ¿Acaso los derechos humanos no son también respetar la muerte y a los seres queridos que se quedaron en la tierra con el sufrimiento? ¿Es el momento de pagar con la misma moneda y parecer como el Dictador que acusaban de delito?

José Manuel Loyola

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