miércoles, 10 de septiembre de 2008

La pluma intelectual

Ascanio Cavallo llama la atención. No sólo por su nombre que de por sí es “raro” para este país plagado de González, Soto y Pérez, sino que además por cómo escribe. Es extraño leer a un periodista que ponga tanto dato, tanto reporteo y tanta prosa metafórica en un texto periodístico, pero lo cierto es que es justamente ese atributo el que ha marcado las columnas de este ya clásico periodista chileno.
El fuerte de Cavallo es la política. De hecho, escribe casi todas las semanas en el suplemento de Reportajes del diario La Tercera. En estas columnas, podemos encontrar un estilo marcado por los datos duros. Una impresionante cantidad de estadísticas, números y reveladoras informaciones dan pie a la opinión, a ratos, bastante ácida del actual jefe de Periodismo de la Universidad Adolfo Ibáñez. Un claro ejemplo de aquello tiene que ver con su columna publicada en relación a la solicitud de dejar en 5 años, en vez de 4, el período de gobierno en Chile: “Para tomar casos extremos: de lo que heredó de Lagos, el gobierno actual eligió paralizar Ferrocarriles y echar a andar el Transantiago. Produjo dos catástrofes. Todo depende de la calidad de la decisión, no de la duración del período”.
En todo caso, la gran habilidad de Cavallo se basa en complementar la información actual con datos duros para reflexionar sobre los aspectos políticos de la sociedad. Lo anterior, si bien es un gran plus para este tipo de columnas, de repente marea. Tanta información dando vuelta puede jugar en contra de lo que realmente se quiere opinar. Sin embargo, Cavallo domina muy bien su propio estilo.
Por otra parte, este periodista, además, escribe columnas de cine en la revista El Sábado de El Mercurio. Estas críticas son demasiado elitistas comercialmente hablando. Lo anterior básicamente se da porque sus comentarios los remite a cintas que no son muy populares en cuanto a publicidad o marketing, lo que, a ratos, hace que la columna se torne muy concienzuda y se tome demasiado en serio el arte del cine, todo lo contrario de lo que se aprecia con su homólogo en la revista Wikén del mismo diario, el periodista Antonio Martínez.
En todo caso, lo que sí es muy rescatable de la columna de Cavallo dedicada al cine es que se remite en un gran porcentaje a cintas nacionales, lo cual se agradece porque siempre es necesario darle más publicidad a éstas. Lo malo, es que estas críticas son demasiado “intelectuales”, con un vocabulario a ratos confuso y un excesivo abuso de las metáforas. Un claro ejemplo es lo escrito en la crítica a Tony Manero del director Pablo Larraín: “…Esta crueldad, este unilateralismo, este ensañamiento moral, que se acompaña de sangre, desechos, heces y mal sexo, plantea más preguntas que las que responde”.
A pesar de la crítica que se le pueda hacer, lo cierto es que Ascanio Cavallo se ha plasmado como uno de los columnistas más cultos que hay en el periodismo actual. En una era en donde cada año egresan miles de estudiantes ¿podrá alguno llegar a ser como él?

Jorge Pérez

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