lunes, 29 de septiembre de 2008

Juntos eramos dinamita

La columna “Juntos éramos dinamita” es una crítica a todas aquellas bandas del pasado que por uno u otro motivo han vuelto a reunirse. Su autora, Marisol García, destruye la tesis de los artistas, que habla de un regreso con fines populistas, de “retribuirle” a los fans sus años de inseparable e incondicional apoyo.
Ella plantea que, además de significar para los grupos una gran y sana oportunidad de llenarse los bolsillos a costa de la nostalgia que generan sus antiguos éxitos, es el paso más importante para el inevitable olvido. Es aquel ritual en que las bandas que encendieron vidas adolescentes terminan por sepultar todo el respeto que alguna vez lograron sembrar y cultivar. Todo romanticismo musical desaparecía con este “magno” evento para volver a verse las caras.
A mi juicio, la columna forma parte de esta publicación principalmente por la pluma de García, quien si bien no descubrió un tesoro (mucha gente critica lo mismo), logró plasmar en una columna no muy extensa y divertida la esencia de este populismo barato que las bandas que se reúnen para “premiar” a sus incondicionales fanáticos han repetido una y otra vez en el último tiempo.
Para muchos, agrupaciones como Los Prisioneros y Soda Stereo no volverán a ser lo mismo luego de este “paso en falso”, y Marisol García fue capaz de convertirse en “la voz de los (80’s) que pensamos lo mismo”.

Sebastián López Cristoffanini.

No perdamos el foco

El accidente en el cual un bus con alumnas del colegio Cumbres de santiago se desbarrancó en la carretera que une Putre con Arica, y que dejó nueve personas fallecidas, impactó a todo el país, pero no es primera vez que sucede.
Durante marzo de 2006 otro vehículo con turistas sufrió un accidente similar en la misma curva, y revisando recortes de prensa, no pude encontrar información relativa a la resolución del juicio en el cual el conductor del vehículo enfrentaba cargos de cuasidelito de homicidio por manejar a exceso de velocidad, lo que da cuenta del poco nivel de importancia que le damos al tema una vez que el recuerdo de la tragedia abandona nuestra “agenda noticiosa”.
Hoy, a sólo seis días del accidente, es importante que las nueve niñas fallecidas no sean olvidadas, pero más importante aún es no dejar de lado el desarrollo de los acontecimientos, para asegurarnos de que si alguien tiene responsabilidad en los hechos, no sea olvidado como generalmente sucede.
Por favor, no perdamos el foco.

Sebastián López Cristoffanini.

Defensa de la ficción, Rafael Gumucio.

La columna de Rafael Gumucio no es muy diferente a otras que ya ha escrito. De tono irónico y sin usar palabras demasiado rebuscadas, uno de los creadores de 31 Minutos llega sin preámbulos al tema y expone claramente lo que quiere dar a entender.
La escena donde Oprah Winfrey, Reina de los Talk Show, invita a este personaje a su programa para presentar su nuevo libro, supuestamente basado en hechos reales, deja en claro que se trató de una historia que no pasó desapercibida (por lo menos en EE.UU.) y que es el mejor ejemplo para argumentar acerca de la ficción.
Alabado durante un tiempo hasta que se confirmó la falta de veracidad en lo relatado en el libro, Winfrey volvió a invitar a este personaje a su programa. Esta vez, en lugar de ensalzarlo y recomendar la compra de su obra, fue despiadada y lo “reventó” frente a las cámaras, desacreditándolo y “quitándole” esa fama que ella misma le dio.
Un hecho desconocido, prácticamente para todos nosotros, es bien resumido por Gumucio y da el pie para explicar su postura frente al tema. Para el ex Plan Z, el tema que se escriba un libro sobre ficción no es el punto principal. Donde quiere llegar él, tiene que ver con que no se le advierta al lector acerca del género en el que se está sumergiendo. Argumenta que, bajo el supuesto de saber que a la gente (sobre todo a Oprah Winfrey) le molesta no saber si se trata de hechos verídicos o de ficción, el poder escribir dejando libre a la imaginación no está mal, sino que el pecado más grande es no comunicarlo desde un principio.
Muchos grandes escritores logran esto con el sólo hecho de inscribir sus obras como “Novelas”. Enormes creaciones literarias que, irónicamente, son más complicadas de redactar que escribir acerca de hechos reales, ya que hay que crear un trasfondo totalmente nuevo para cada personaje y decidir por cada uno de ellos, en vez de sólo reportear lo que ya hicieron.

Creo que Gumucio se hizo acreedor de este premio porque él mismo es uno de estos autores que escriben con ficción y que, prácticamente, también salió en su propia defensa.
Por Gastón Fauré M.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

R. Otano: de sacerdote a columnista

Hablar con Rafael Otano es como inmiscuirse en una onda especial y un tanto utópica que intenta explicar la fórmula perfecta para lograr una columna de opinión casi magistral. Los años de experiencia, primero como cuasi sacerdote y luego como profesor de un grupo de alumnos que pertenecían a ETA, le han hecho mirar con distancia cómo es que la pluma de distintas culturas se diferencia a tal punto de alagar algunas y criticar con fuerza otras.

Admirado por el humor y la ironía con que los columnistas ingleses relatan hechos que en Chile se tratan con una sobriedad pocas veces justificable, Otano aboga por un cambio en la forma casi inconsciente de los analistas chilenos de escribir sus textos. La falta de apertura y liviandad para referirse a los grupos de poder y el Estado, según el escritor, es un fiel reflejo de la importancia que se le da más al reconocimiento que al convencimiento de haber elaborado una buena columna de opinión. Es el caso de Patricio Navia y Fernando Villegas que aparentando ser leones en el círculo de los medios, no son más que personas que se contentan con un saludo por parte de sus colegas y de la fuente que se encarga de publicar sus trabajos. Es la opinión de Otano, la cual sin embargo, no deja de tener sentido. “La mirada propia es la clave para ser un buen columnista”, dice.

Un hombre que ha viajado como nadie y vivido experiencias tan intensas, se ha formado una visión de mundo que vale la pena conocer.

Proveniente de Pamplona llegó a Chile ejerciendo su tercer año de sacerdocio. Entonces tenía 29 años y se desempeñaba como profesor del colegio Hispanoamericano. Luego de cinco años decidió dejar los votos, no por razones amorosas sino por un quiebre con la institución en que estaba. Su tendencia ideológica simplemente no lo convencía. Corría el año 1968, cuando Chile vivía un fervor allendista nunca antes visto. Y él fue testigo de eso. No tenía ningún peso y se las arreglaba para vivir en una pensión en donde se hizo muy amigo de las dueñas alemanas. Se autodenomina de izquierda pero aún así jamás militó en algún partido político, a pesar que el dogmatismo de Allende le inspiraba mucho respeto y admiración. En 1976 trabajó como docente en la U.Católica hasta que un día Hernán Larraín, presidente de la Feuc de esa época, lo echó. Después lo llamaron de la U. de Chile de donde también lo despidieron. Fundó la revista Apsi y fue su editor hasta 1995, año en que cerró. Sin encontrar mucha suerte en nuestro país, volvió a España para dirigir un Centro Cívico que lo hizo crecer como escritor. Luego de algunos años, el cariño que había sembrado en Chile lo hizo regresar convirtiéndose en un destacado columnista de medios como La Tercera, La Nación, El Mostrador, entre otros.


Catalina Lara S.M

Muerte de Pinochet

Por Álvaro Farías R.
Afortunadamente cuando murió Pinochet no estaba en Chile. Justo había salido de clases y me había largado de vacaciones. Fue una suerte porque al ver las noticias quedé sorprendido por tanto pinochetista fanático que salió a las calles. Poco he conversado con mis amigos del tema, nací en el 86, así que de dictadura no tengo idea. Además mis padres son totalmente ajenos a la política y no tengo ningún cercano que me pueda haber influenciado a favor de Pinochet o de "los rojos". Siempre he mirado a Pinochet como un asesino, pero que ayudó a mejorar la economía del país. Aunque la hizo a la fuerza. Pero también siempre he visto a Allende como un incompetente, incapaz de sacar adelante al país, incapaz de liderar. Y ni siquiera conseguir apoyo ruso.
Así que ver a Pinochet en un ataúd, entero maquillado, pero igual pálido, fue más gracioso que me emocionante. Creo que los pinochetista jamás se imaginaron que todavía eran tantos. O por lo menos que metían tanto ruido.

El mundo según Paz

Por Álvaro Farías R.
"El mundo quiere Paz y Paz quiere al mundo", dice Alberto Fuguet en el epilogo de Santiago Bizarro. Parece una broma, pero el asunto es serio. Si hay algo que obsesiona toda la existencia de Sergio Paz es el hecho de conocer absolutamente todo el planeta. Primero lo intentó con la música, en los 80, cuando se largo a tocar la trompeta a Estados Unidos con una banda de jazz. No le gustó el formato, y ahora desde hace 20 años, lo hace a través del periodismo, aunque cada vez de más lejos. Porque, de hecho, hoy sus neuronas las utiliza en sacar adelante su empresa de transporte de gringos a la nieve y las nuevas guias de sky y aventura, que realiza para Pro Chile. Asegura que ya tiene un libro y que a los 40, se aburrió de los plazos de entrega en los textos. La presión, los editores de mal humor y un sin fin de cosas. De hecho, al ver la metamorfosis de los textos de Paz, uno se puede ir dando cuenta del cambio de foco o quizás del aburrimiento. El clásico nerviosismo paziano del punto seguido a cada instante, ahora se entremezcla con la torpeza de estar escribiendo cualquier cosa. O casi.
De todas formas los beneficios económicos, para ser una persona no graduada, ni titulada de periodista son increíblemente buenos. Por el hit de Santiago Bizarro, que hasta el 2006 fue el libro chileno màs vendido de la historia en Chile. Llegando a superar las 20 mil copias. Eso lo hace acreedor, hasta la actualidad, de un "acuerdo" con El Mercurio, y sus textos, sin importar como estén, se pagan incluso tres veces más que el de cualquier otro periodista.
La característica especial del autor es su particular estilo de escribir cortito y libre. Decir, en general, lo que se le plazca. Por algo su columna de Wiken se llama "Dejenme en Paz". Dejenlo tranquilito, ahí, en su media página del diario. La página en donde todas las semanas con un poco de suerte se pueden leer sobre personajes extraños o la ventilada vida marital con una Hungara del autor.
Paz ya no es el mismo, todos lo saben y él también. Pero no hay que confiarse, porque como dije en un principio, Paz quiere conquistar al mundo.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Muerte de Pinochet

Sr. Director:
Ayer se cerró -para miles de chilenos- una etapa en nuestro país que la vuelta a la democracia no había sido capaz de concluir. Augusto Pinochet marcó una época que se caracterizó por la fuerza y la represión innecesarias en contra del pueblo chileno. Ahora con su muerte, tengo un sabor amargo que en cierta manera impide que sienta regocijo. No siento esa alegría que llevó a tantos a celebrar en plena Plaza Italia como si nuestro país hubiese ganado un Campeonato Mundial de Fútbol. Y no es que yo sea partidaria de sus extremos sistemas para conseguir las cosas. Se trata más bien, de que por más que intento, no puedo dejar de pensar en su muerte placentera, rodeado de sus seres amados, en una clínica cómodamente atendido, cuando muchos otros murieron de rodillas, con los ojo vendados o torturados de formas inimaginables.

Hasta qué punto podemos sentir alegría si nunca pagó por todos los crímenes que cometió, y en cambio, hizo que todos los que querían libertad y un Chile mejor, sin militares en la calles, pagaran por diferir de su pensamiento. Lo único que me deja la muerte de esta "vaca sagrada " es que simplemente no hubo justicia, que cuando se intentó encarar ante la mano dura del Juez Baltazar Garzón, recibió una protección nunca antes vista. ¿Por intereses personales?, ¿Porque lo merecía?, ¿Por miedo? Parece ser una mezcla de todas. Lo cierto es que la justicia chilena no fue capaz de hacerlo pagar.
Espero que de una vez por todas seamos capaces de aprender de los errores del pasado para que en el futuro, aquellos que fueron igual o más criminales que él, paguen la consecuencia de sus actos.


Por Magdalena Frías

Bipolar

Celebraciones y dolor se apreció el día de ayer en las calles de Santiago. La muerte del General (R) provovó una bipolaridad que se reflejó en sus calles. La plaza Italiaestuvo más dividida que nunca. direccion San Pablo era todo alegria y gritos por el moemnto que más de alguno esperba con fervor. Direccion Escuela militar era todo completamente diferente, la tristeza adornaba las ya bonitas calles de ese sector de Santiago. Como hace 20 años todo volvía a girar en la figura del general Pinochet, policias, noticiasy sentimientos varios brotaban nuevamente. Esta misma bipolaridad que que se estancó durante el regreso de la democracia con el poder en la mano de la Concertacion y la decepción de los pinochetistas con las cuentas del Riggs. Bipolares y olvidadizos es quizas el pueblo chileno como buenos par recordar todas las cosas en un minuto a partir de un hecho especifíco, la Muerte de Augusto Pinochet .

Celebraciones

Señor Director:

Soy y he sido siempre un opositor al mandato de Augusto Pinochet. Mi padre fue dirigente sindical en los años setenta, por lo que en mi casa crecí toda mi vida bajo ese pensamiento. Hoy, ante la muerte de quién gobernó por más de 15 años mi país luego de un golpe, o pronunciamiento militar - depende del punto en que se le mire- mis sensaciones son encontradas.

Me parece que las manifestaciones de alegría por parte de algunos detractores de Pinochet, luego de su muerte están fuera de lugar, puesto que la muerte de una persona, por más males que haya hecho, no debe convertirse en un motivo de celebración, aunque tampoco soy de la opinión de visitar su tumba ni llorar sobre una persona donde en su propio gobierno se cometieron atrocidades. Con la muerte de Pinochet después de años -donde el ex gobernador perdió relevancia- no voy a celebrar, sino que me sentiré tranquilo y conforme porque un ciclo político-social en mi país se habrá terminado junto con su deceso. Sólo espero que en el futuro no se repita un suceso así, que divida tanto al país como sucedió en aquella época.
Juan Pablo Cartagena

El saber de lo cotidiano

Admirador de Joaquín Edwards Bello y de Carlos León, Agustín Squella Narducci puede mostrarle su currículum a cualquiera. Es abogado, Periodista Colegiado, Profesor de Filosofía del Derecho en la U. de Valparaíso y U. Diego Portales, además de desempeñarse como columnista regular de El Mercurio de Santiago.

Su historia como columnista se caracteriza por la incesante búsqueda del ser humano a través de la subjetividad. Cada palabra que anota en sus escritos, expresa circunstancias con apreciaciones personales. En sus columnas, cualquiera se siente en el lugar de Squella; lo que le ocurre es tan común y corriente que nos podría pasar a cualquiera.
Aunque ciertas veces toca temas de actualidad, la política no es lo suyo. “Se trata de una actividad que ofrece material más bien pobre y casi enteramente circunstancial”, expresa.

No estudió periodismo, sino Derecho, aunque muy temprano, en los inicios de su actividad periodística, se afilió al Colegio de Periodistas de Valparaíso.
Sus inicios en el trabajo periodístico fueron en el diario La Unión de Valparaíso, en 1969. En 1970, y hasta 1974, se desempeñó como Secretario Ejecutivo primero, y como Subdirector después, del canal de televisión de la U. Católica de Valparaíso, con responsabilidades centradas principalmente en la marcha del Departamento de Prensa de la estación.

En 1970 comienzan también sus colaboraciones esporádicas con El Mercurio de Valparaíso, que mantiene hasta ahora. Pocos años después empezó a enviar colaboraciones a Artes y Letras, de El Mercurio de Santiago. Sus columnas desde aquél entonces, se aproximan a su realidad cotidiana y a la actualidad nacional, otorgándole siempre ese exquisito sabor íntimo que lo caracteriza.

En 1992, después de unos 20 años de colaboraciones esporádicas en El Mercurio de Santiago, fue invitado por el entonces director, Juan Pablo Illanes, a desempeñarse como columnista regular, en la página de redacción, con una periodicidad quincenal. Una selección de sus columnas publicadas en el diario entre 1992 y 1998 fueron publicadas en el libro "Astillas" (Editorial Universitaria, Santiago, 1998), mientras que una selección de las publicadas entre 1998 y 2007 lo fueron en el libro "Según pasan los años" (Costuras), que este año publicó la Editorial Andrés Bello.

Su campo ha sido siempre el periodismo de redacción. Fue colaborador también de una revista de cine -"Primer Plano"-, que se editó en Valparaíso durante los primeros años de la década de los 70 del recién pasado siglo, y colaboró también, en la década de los 80, con la revista "Bravo", aunque en este último caso bajo el pseudónimo de Agustín Fernández de la Hoz. "Bravo" fue una especie de "Play Boy" local, con desnudos y artículos de cultura, y sus colaboraciones allí consistieron principalmente en comentarios y críticas literarias.
Para Squella, la clave para una buena columna es la que entrega el poeta Fernando Pessoa: ver bien y escribir justo. Es ahí donde está el secreto, no escribir de más. "Escribir -decía Susan Sontag- es ejercer, con especial intensidad y atención, el arte de la lectura". Y en otro punto agregó: “Se escribe a fin de leer lo que se ha escrito”.
“Por eso que el secreto radica en ser un buen lector y apoderarse de una lectura eficaz, que te convierta, más adelante, en un buen escritor”, dice el columnista.

Manuela Ovalle

El Conductor

Señor Director:

La tragedia sucedida en el norte de nuestro país, que terminó con la vida de nueve alumnas del colegio Cumbres, ha significado, sin duda alguna, una triste pérdida para todos. Al dolor de las familias no sólo se ha unido el colegio, sino que también un país entero que ha visto partir con tristeza a niñas con tantos sueños y oportunidades por delante.

Sin embargo quisiera centrarme en un personaje que carga con toda la culpa de los hechos, y que, a los ojos de todo un país hoy es visto como el culpable directo de lo acontecido. Para Leonel Contreras, el conductor del bus en ese fatal día, “ese día cambió su vida para siempre”.

Quisiera expresar mi apoyo a una persona que nunca pensó que su irresponsabilidad iba a causar tanto dolor a tantas familias. Y solo espero que, desde ahora, y después de este terrible accidente, los conductores lo piensen dos veces antes de pisar el acelerador.
Juan Pablo Cartagena

El Plan Gumucio

Cada vez que una columna de Rafael Gumucio llegaba a la corrección de un diario, se podía escuchar un grito. “Ahí es cuando se sabía que era una columna mía”, señala. Con problemas de ortografía y todo, este escritor se ha convertido en uno de los columnistas más importantes de la última década. Multifacético, irónico e irreverente, su pluma divierte hasta al más reticente de los lectores.

A Rafael Gumucio cuesta entenderle las palabras que salen de su boca. A ratos tartamudea, su lengua se enreda y su léxico resulta confuso al momento de verbalizarlo. Pero lo que a Gumucio le resulta complicado expresar con palabras, lo hace fácil a través de una hoja escrita. O de un computador, “el mejor invento del hombre” en sus propias palabras. Es un don, un talento que este santiaguino registra en sus libros y columnas, con un estilo irreverente y una pluma ácida e irónica que juega con el Chile actual, abordando desde política, sociedad, literatura, hasta música y televisión.
.Este escritor chileno nació el 15 de Enero de 1970 y desde pequeño cultivó su interés por las letras, aunque sufrió un tiempo (y todavía sufre) con la ortografía de sus trabajos. “Yo cachaba siempre cuando había una columna mía en corrección”, indica. “Siempre se escuchaba un grito”. A pesar de esto. su primer trabajo lo consiguió a los 19 años como columnista en el desaparecido ‘Fortín Mapocho’, aprovechando que su abuelo era en parte dueño de la publicación. “Fue una patudez”, admite el escritor. Con el tiempo se fue haciendo un nombre dentro del periodismo chileno, escribiendo en publicaciones como “La Nación”, “La Tercera”, “El Metropolitano”, “Las Últimas Noticias”, y “El Mercurio”. Además, vivió en España, en Barcelona y Madrid, donde realizó colaboraciones para el diario “El País” y el diario digital “ABC”. El diario estadounidense “The New York Times” también supo de su pluma.
Como escritor, Rafael Gumucio ha publicado una serie de libros, entre los que se encuentran “Invierno en la Torre”, “Memorias Prematuras”, “Comedia Nupcial, y “Páginas Coloniales”, además de los ensayos “Mounstros Cardinales” y “Platos Rotos”. Sus temas son amplios y abarcan desde el amor, pasando por Chile y su historia, hasta la propia experiencia del autor en sus viajes por el mundo.
Pero no sólo publicando libros se ha hecho un nombre Rafael Gumucio. De hecho, muchos adolescentes lo conocen por su faceta televisiva en los años 90, en programas como ‘Plan Z’ o ‘Gato por Liebre’, del desaparecido canal Rock & Pop. Además de eso, Rafael Gumucio es uno de los responsables de la creación de The Clinic, una publicación con un humor directo en contra de todo lo que no resulte de forma correcta en el país, y de “Fibra”, una revista con una propuesta periodística principalmente visual que terminó de ser editada el año 2005. Actualmente, Gumucio dicta cátedras en la Universidad Diego Portales, donde también es director del Instituto de Estudios Humorísticos.
Sin duda, Gumucio, con su mezcla de actualidad, enjuiciamiento a la sociedad chilena bajo una mirada ácida, y principalmente humor, se ha convertido en uno de los columnistas más influyentes de esta década. ¿Algún consejo para escribir columnas? “Siempre termina con una reflexión interesante”.
Juan Pablo Cartagena

Muerte del General Pinochet

Con la muerte de Augusto Pinochet se cierra una etapa. Ya no está en la tierra uno de los dictadores más duros de Sudamérica, que bajo el orden de las armas y el exilio, hizo añicos la sociedad chilena de los ochenta. Su cruel gobierno creó un paréntesis en la historia del pueblo, dejando cientos de muertos en el camino, y a miles de personas en silencio. Sin embargo, creo que es ahora cuando sus opositores debemos quedarnos callados, observando con respeto las ceremonias fúnebres. Si alguna vez se nos quitó la palabra, ahora es el momento para observar y expresar nuestro pésame a la muerte. Si alguna vez nos encadenaron las manos, es el tiempo de perdonar y mirar hacia el futuro. Porque el pasado es parte de lo que ya vivimos y somos nosotros lo que ahora tenemos el poder.

Manuela Ovalle

¿La reconciliación de los chilenos?

Ha muerto Pinochet.
Su muerte venció a la justicia, por lo menos a la terrenal, que no fue capaz, a pesar de todos los procesos en su contra, de condenarlo por los hechos que se le imputaban. Ahora, será la historia la que se encargará de juzgarlo, la que tendrá la tarea de perpetuar la imagen de un dictador, cuya administración pasó sin piedad sobre los derechos humanos y que, más allá de los logros y perjuicios que se le adjudiquen, fue capaz de dividir a un país.
Para algunos es el fin de la etapa más oscura de nuestra historia, el fin de un personaje que despierta las más acaloradas pasiones y que hoy comienza a quedar atrás, sin embargo, este capítulo se cierra con una imagen que retrata su más triste legado: Champagne y lágrimas, el dolor unos, la alegría de otros…
¿Será realmente este el comienzo del fin de los enfrentamientos entre los chilenos por la figura del ex dictador? Esperemos que así sea, pero la carga histórica que deja es tan potente, que probablemente permanecerá como un fantasma que seguirá dividiendo generaciones…

Muerte de Pinochet

Señor director:

Por fin ha llegado la paz para Don Augusto Pinochet y para Chile. La muerte tocó las puertas del ex dictador y abrió un nuevo a camino al olvido. Hoy los chilenos, divididos por una historia sangrienta, podrán seguir adelante sin volver al pasado. El hombre que causó miedo y finalmente pena se ha trasladado de nuestro presente a los libros de la historia del país. Algunos lo recordarán por sus pecados y otros por sus legados al país, lo cierto es que la muerte vino a buscarlo a él para devolver la paz a la nación.

Rosario Danús

Sergio Muñoz Riveros: El Defensor de la Concertación



Su pasado como comunista lo hacen ver, ante los ojos de muchos, como un traidor que se sometió a los avatares de un sistema neoliberal que se postulaba como más provechoso y seguro. Un hombre que dejó la bandera roja por abrazar los ideales de una Concertación que pretende ejercer la democracia a como dé lugar.


Leer hoy en día las columnas políticas de Sergio Muñoz Riveros podrían causar extrañeza entre quienes conocen su pasado. Nadie imaginaría que alguien que participó activamente en el Partido Comunista de Chile, que proclamó como propios los ideales marxistas leninistas y se alimentara desde la década del 60 hasta parte del régimen militar de los bolsillos de Rusia, pudiera actualmente proclamarse fiel partidario del neoliberalismo y defender con uñas y dientes a más de un personero posicionado en las altas esferas del gobierno. Durante su exilio -tras la toma del poder por parte de Augusto Pinochet- decidió renunciar al PC junto a su amigo de toda la vida, Ernesto Ottone, con quien lanzó hace menos de un mes su libro Después de la Quimera, donde juntos relatan todo este proceso de desapego de los ideales marxistas, dando paso a una relación entre este periodista y el concertacionismo, que hoy podría calificarse como estrecha.


Muñoz es un hombre que toma su trabajo en serio. Cada vez que algún ministro del gabinete de Bachellet o incluso la misma presidenta, son atacados por la bancada de la oposición, allí está Muñoz para defenderlos. A través de sus escritos deja entrever una fidelidad pocas veces vista, que roza el fanatismo que sólo el admirador número uno de un artista podría llegar a sentir.
Profesor de literatura, posee un doctorado de la Universidad Complutense de Madrid en esa misma carrera. Su capacidad profesional lo ha llevado a realizar diversas cátedras en Holanda y Estados Unidos, y a la obtención del premio Alejandro Silva de la Fuente entregado por la Academia Chilena de la Lengua. También fue ex editor de opinión del desaparecido diario Siete y jefe de las páginas editoriales del diario La Nación, periódico para el cual aún escribe sus críticas columnas.


Actualmente se desempeña como director editorial del centro de estudios Proyectamerica –de tendencia concertacionista- y desde enero de este año realiza análisis políticos, redacción de documentos y asesorías comunicacionales en la Secretaría de Comunicaciones de La Moneda junto a Juan Carvajal –asesor de Michelle Bachellet- a quien conociera en 1976 cuando ambos pasaron por el centro de detención Tres Alamos, durante en régimen de Pinochet.


No sólo sus columnas lo han posicionado como un analista político respetable. Su condición de literato le ha permitido escribir destacados ensayos, entre los que figuran Polí­tica a escala humana (vivir en democracia), Ardua Libertad, La Perestroika y Debate en Chile.
Por Magdalena Frías
Mauricio Lob

Un periodista con experiencia

Egresó de la universidad hace sólo diez años, pero ya ha tenido más de cinco cargos distintos y se ha desempeñado en distintas áreas del periodismo. Desde deportes hasta opinión o reportajes. Su carrera va en ascenso.

El periodista Mauricio Lob egresó de la Universidad Diego Portales en el año 1998, pero desde hace un tiempo ya ejercía su profesión. En 1995 empezó haciendo radio, en el área deportiva de Radio Agricultura, también hacía reemplazos. Dos años después entró como practicante a la Revista Qué Pasa, donde ejercía en el área deportes. Al egresar ingresó como periodista fijo de la revista, lo contrataron como sub editor de deportes, para luego ascenderlo a editor. En paralelo seguía trabajando en radio. El año 2000 Lob queda como editor de dos secciones de la Revista Qué Pasa, tiempos modernos y deportes.
El primero de enero del año 2004 Lob entra a trabajar al diario La Tercera, primero lo hace como sub editor y luego es ascendido a editor o jefe de Opinión. En esta sección sus principales responsabilidades eran: editar y buscar cartas al director, pedir a columnistas que escribieran cartas, revisar la ortografía, producir y editar columnas y, lo más importante, según él, generar redes de contactos con centros de estudios, partidos políticos y figuras públicas “a los personajes públicos hay que sacarles constantemente input para las columnas y para que ellos también escriban” comenta Lob. Además debía definir con el director los temas que venían y a cuáles se les pondría más énfasis, analizando también la posición del diario frente al tema.
Lob reconoce que es difícil hacer buenos editoriales “es complicado abstraerte de lo que tú piensas y entender que hay que argumentar para defender la posición del diario y no la tuya”.
Para escoger las columnas publicables Lob debía juzgar la relevancia, la actualidad, la originalidad, la existencia de noticia y la prominencia del personaje, además buscar el equilibrio de opiniones y garantizar el pluralismo. “Uno busca influencia no masividad. En el caso de los columnistas de sábado y domingo éstos tienen que ser respetados por la opinión pública” comenta Lob.
Después de tres años de trabajo en el área de opinión de La Tercera Lob es contratado como sub editor de reportajes, paralelamente ingresa a dictar clases en la Universidad Diego Portales. En marzo de 2007 se convierte en el coordinador de política y reportajes del mismo diario y actualmente se desempeña como sub editor general de La Tercera. Su mayor desafío es “seguir liderando la agenda política tanto en el día a día como los domingos a través de reportajes y poder hacerlo trabajando con la mayor eficiencia y recursos humanos”.
Mª Elisa Henríquez Bazán.

¿Quién es Larry Moe?

“Quenita es una chacotera de marca mayor. No puede casarse con el Chino Ríos después de dejar plantado a Zamorano. Bueno, en realidad, pudo. Y de hecho, lo hizo. Pero no puede ahora meterse precisamente con el ex de la Alberó. Bueno, lo está haciendo”.

Este tipo de ácidos comentarios son característicos de Larry Moe. El hijo pródigo de Las Últimas Noticias (LUN). Él es quien se encarga de criticar a los diversos programas de nuestra televisión utilizando la mirada aguda, el comentario al hueso e incluso, la burla.

En 1998 el periodista Roberto Rivadeneira (45 años) inventa este personaje para hablar sobre los rostros y espacios televisivos desde el anonimato, con el fin de enjuiciarlos sin temores. Desde ese entonces, Larry Moe ha destacado por el tono irónico y ágil que tienen sus columnas.
”Da la cara, me decían hace 11 años, cuando empecé a comentar televisión. Yo prefería dar mi visión de la TV, que a la larga es para lo que se me contrató. No para hacerme famoso. Hace tres años, le alcancé la sal a Patricia Maldonado en “El Parrón” sin que ella supiera que su vecino era su detestado Larry”, así se defiende Moe de las críticas hacia su anonimato.

En nuestros medios de comunicación escritos, las columnas de opinión se han convertido en la instancia para utilizar el sarcasmo y el humor en todo tipo de temáticas. Y en el nuevo periodismo de espectáculos, Larry Moe es el más irreverente y obsesivo, porque sabe todo y no se pierde ningún programa.

Se dice que este periodista calvo, treintón, que a veces se maquilla y disfraza para pasar inadvertido en los pocos espectáculos públicos a los cuales concurre, fue despedido de canal 13 y por eso los malos comentarios contra el canal del angelito, acompañados de ironías y lecciones sobre cómo hacer programas televisivos exitosos.

“Canal 13 vive una verdadera crisis de rostros masculinos. Revisemos: Luis Jara sumido en el sobrepeso y yendo de tumbo en tumbo en el horario estelar (incluso ahora le despidieron a Juan Pablo González, el director de “Vértigo”, y tiraron a Yerko Puchento a trabajar en otro proyecto). Cristián Sánchez, que topó techo hace rato en el canal, ahora más encima resulta opacado por el meteórico ascenso de su pareja Diana Bolocco”.

Larry Moe asegura que SQP (Sálvese Quien Pueda) ha cambiado la forma de hacer periodismo en Chile. Ha derribado el viejo axioma de que había que reportear. Simplemente basta con especular en forma graciosa sobre lo que los demás medios cubren. Es el periodismo interpretativo llevado al delirio.“Son un grupo de vecinos copuchando de lo lindo. Deberían cerrar cada programa despidiéndose con una reverencia grupal, al estilo de Teatro en Chilevisión. ¿El próximo paso? Deberían salir en gira, al estilo de RBD. Ser transmitido con público en vivo. Asumir que su futuro es volverse una compañía de teatro itinerante".

Su seudónimo, basado en la vieja serie de Los Tres Chiflados, le ha traído duras criticas. Incluso llegaron a decirle que Larry, Moe y Curly tenían más neuronas que él. A lo cual respondió:“Efectivamente, mi último conteo neuronal reveló que sólo me queda una. Pero los médicos me aconsejan que no desespere, que podría hacer carrera bailando en paños menores en "Morandé con Compañía".

Así es Moe. Y al público de LUN le encanta. Tanto que tiene uno que otro admirador que trata de imitarlo. Pero no le llegan ni al talón.

Nicole Sternsdorff

Una vida de película

A pesar de que Héctor Soto estudió derecho, jamás ejerció como abogado. La crítica cinematográfica fue lo que lo llevó a convertirse en periodista, transformándolo, actualmente, en uno de los comentaristas más connotados tanto de la radio como de la prensa escrita.

En una entrevista concedida hace algún tiempo, Héctor Soto dijo tener cada vez menos resistencia para ver películas malas. Esto lo hace pensar que el cine le está gustando menos y, que el verdadero cinéfilo, es quien es capaz de amar y disfrutar de las producciones cinematográficas que no son bien consideradas bajo el ojo experto de quienes saben de cine, o al menos dicen saber. Pero de lo que no le cabe duda alguna a este periodista es que siempre le han gustado las películas. Desde chico las veía junto a sus padres, y hoy, a sus 60 años, sigue manteniendo esa misma fascinación por el séptimo arte, la misma que lo llevó a convertirse en periodista, haciendo de su oficio, su profesión, y dejando de lado las leyes, carrera que estudió pero que finalmente nunca ejerció.
De todas formas Soto no sólo se quedó con el cine. Incluso se podría decir que las películas fueron su puerta de entrada a otro tipo de comentarios, llevándolo a convertirse en uno de los columnistas políticos más connotados y en un hombre que ha aportado mucho al periodismo. Basta con señalar que fue uno de los creadores de la revista Capital, publicación en la que escribe de vez en cuando.
Pero además de tener un espacio en este medio, también colabora en otros, siempre manteniéndose ligado a la opinión. En el diario La Tercera, por ejemplo, analiza los sucesos que van marcado la escena política nacional y, sobre todo, los hechos relacionados con la derecha y su accionar en distintas materias. En la radio Duna conduce junto a Fernando Villegas el programa “Terapia Chilensis”, instancia en la que se refieren a cine, actualidad y otros temas contingentes. También ha ayudado a editar libros, específicamente La travesía del desierto, del senador Andrés Allamand, y Sobre vivir, de Milán Platovsky, que trata de la vida durante el holocausto. Su publicación más reciente es una recopilación de sus trabajos por parte de Alberto Fuguet y Christian Ramírez, bajo el nombre de Una vida crítica.
Así, Soto reúne una serie de otras actividades que lo han llevado a ser denominado como uno de los hombres que más sabe sobre la derecha chilena. Paradójicamente críticas cinematográficas ya no hace, pero sí ayuda a elaborar las opiniones de Pablo Marín, quien escribe en el suplemento Cultura de La Tercera. A pesar de esto Héctor Soto sigue viendo películas como lo hacía desde pequeño, aunque ya no las considere a todas una buena inversión para gastar el tiempo.

Alejandra Vidal

El día después de la muerte de Pinochet

La muerte de Augusto Pinochet no pasó desapercibida para nadie. Los diversos medios de comunicación, tanto a nivel nacional como internacional, cubrieron el suceso, dedicándole páginas y páginas al deceso. El diario La Tercera, en su edición del 11 de diciembre de 2006, es decir, un día después de la muerte del General (r), no fue la excepción, abarcando exhaustivamente la noticia al igual que otros medios.
Las cartas al director que se publicaron aquel día dan cuenta de una visión que parte de los chilenos tenía para ese entonces. Muchos de los lectores que fueron publicados representaron de alguna forma el pensamiento de cierta parte de la ciudadanía, sobre todo cuando se hace referencia a los contrastes entre los funerales de Augusto Pinochet y de Gladys Marín. Otro punto en común fue la apelación a los aportes que se hicieron durante el régimen militar, lo que llevó a la inserción de Chile en un plano económico mundial.
La editorial de la misma publicación, por su parte, tiene reflexiones bastante similares a las cartas enviadas por los lectores. En ésta se señala que la imagen de Pinochet seguirá causando controversia durante un largo período, incluso ya muerto, ya que el General (r) despierta fervor y odio en la ciudadanía en general. Además, la editorial evidencia una realidad que no es ajena para nadie y en la que coinciden tanto detractores como partidarios; lo que marcó al Gobierno Militar fueron las violaciones a los derechos humanos y un proceso de transformación económica que sentó las bases para políticas que aún existen, cosa que nadie puede discutir. Pero más allá de esto, y de señalar que estos dos puntos han sido en gran parte reconocidos por los polos, se señala que su muerte es la oportunidad para superar de una vez por todas el quiebre del país. Hoy, el tema de Pinochet y todo lo que implicó su gobierno, está sin duda más superado. De todas formas sigue siendo ocupado por la Concertación para atacar de alguna forma a la Alianza, sobre todo cuando ésta alcanza índices de mayor popularidad o presenta medidas que perjudican al Gobierno.

Una mirada más profunda
Los sociólogos Eugenio Guzmán y Patricio Navia establecieron que Pinochet fue el eje central por el cual la política giró durante los últimos 30 años. Dejan entrever, además, que de alguna forma el General (r) es padre del Chile actual. Esto por la reorientación que debía tener el PC, ya que antes su estrategia política era hacia Pinochet. Una vez fallecido, urgía la necesidad de buscar nuevas banderas de lucha. La Concertación tampoco se salva, ya que pierde un punto de unidad, teniendo en cuenta que la coalición nace para oponerse a Pinochet. Por ende, tras su deceso, deberá ver si es capaz de seguir siendo viable y buscar qué punto es lo que los une. Cosa que actualmente no está muy clara y que ha sido reconocida por integrantes de la coalición. Pero la Alianza tampoco sale victoriosa de todo esto, ya que debe hacerse cargo de una imagen que pesa hasta el día de hoy: las violaciones a los derechos humanos.
Ascanio Cavallo también coincide con los columnistas recién nombrados, señalando que en los últimos 30 años Pinochet marcó al país. Pero destaca otro punto; la paradoja que se creó entre la convicción de Pinochet de haber trabajado por la unidad de Chile, pero que se terminó por constituir como una figura que lo separó. Se refiere también a un ocaso que comenzó cuando, en 1998, se realizó el primer cambio de jefatura máxima en el Ejército, tras 15 años. Luego le siguió el arresto en Londres, y las cuentas del Riggs, entre otras cosas.
Todo esto debilitó la imagen de un general que quizás nunca pretendió convertirse en lo que llegó a ser; un causante de tantas divisiones y odios que hasta el día de hoy separan a gran parte de los chilenos, y que da sustento a un Gobierno para decir por qué no se debe votar por la derecha.
El régimen militar es más complejo de lo que parece ser. A la hora de analizarlo tiene muchas aristas a evaluar y que se olvidan. Esto porque la gente aún sigue pensando que la derecha en Chile son los viudos de Pinochet, y que la izquierda, o la Concertación, es una coalición llena de comunistas que casi llevan al país a la quiebra y a un desgobierno. Pero estos pensamientos se quedan tan sólo ahí, sin estudiar a fondo lo que aconteció, mientras que las personas siguen haciendo afirmaciones tan graves como éstas y que no tienen un trasfondo bien argumentado.
Por eso, hasta que no se dejen de lado estas creencias “ciegas”, es difícil que Chile pueda avanzar a una democracia real, en donde los ideales políticos y económicos puedan ser respetados por el otro, aunque no se comparta la visión.
Él principal error que cometió Pinochet, el cual quizás nunca se le perdonará, tildando de paso todo el resto de sus obras como negativas, fueron las violaciones a los derechos humanos. Estos sucesos hicieron que el país se dividiera, y que Augusto Pinochet fuera, y siga siendo visto, como uno de los personajes más odiados por la humanidad.

Alejandra Vidal

La pluma intelectual

Ascanio Cavallo llama la atención. No sólo por su nombre que de por sí es “raro” para este país plagado de González, Soto y Pérez, sino que además por cómo escribe. Es extraño leer a un periodista que ponga tanto dato, tanto reporteo y tanta prosa metafórica en un texto periodístico, pero lo cierto es que es justamente ese atributo el que ha marcado las columnas de este ya clásico periodista chileno.
El fuerte de Cavallo es la política. De hecho, escribe casi todas las semanas en el suplemento de Reportajes del diario La Tercera. En estas columnas, podemos encontrar un estilo marcado por los datos duros. Una impresionante cantidad de estadísticas, números y reveladoras informaciones dan pie a la opinión, a ratos, bastante ácida del actual jefe de Periodismo de la Universidad Adolfo Ibáñez. Un claro ejemplo de aquello tiene que ver con su columna publicada en relación a la solicitud de dejar en 5 años, en vez de 4, el período de gobierno en Chile: “Para tomar casos extremos: de lo que heredó de Lagos, el gobierno actual eligió paralizar Ferrocarriles y echar a andar el Transantiago. Produjo dos catástrofes. Todo depende de la calidad de la decisión, no de la duración del período”.
En todo caso, la gran habilidad de Cavallo se basa en complementar la información actual con datos duros para reflexionar sobre los aspectos políticos de la sociedad. Lo anterior, si bien es un gran plus para este tipo de columnas, de repente marea. Tanta información dando vuelta puede jugar en contra de lo que realmente se quiere opinar. Sin embargo, Cavallo domina muy bien su propio estilo.
Por otra parte, este periodista, además, escribe columnas de cine en la revista El Sábado de El Mercurio. Estas críticas son demasiado elitistas comercialmente hablando. Lo anterior básicamente se da porque sus comentarios los remite a cintas que no son muy populares en cuanto a publicidad o marketing, lo que, a ratos, hace que la columna se torne muy concienzuda y se tome demasiado en serio el arte del cine, todo lo contrario de lo que se aprecia con su homólogo en la revista Wikén del mismo diario, el periodista Antonio Martínez.
En todo caso, lo que sí es muy rescatable de la columna de Cavallo dedicada al cine es que se remite en un gran porcentaje a cintas nacionales, lo cual se agradece porque siempre es necesario darle más publicidad a éstas. Lo malo, es que estas críticas son demasiado “intelectuales”, con un vocabulario a ratos confuso y un excesivo abuso de las metáforas. Un claro ejemplo es lo escrito en la crítica a Tony Manero del director Pablo Larraín: “…Esta crueldad, este unilateralismo, este ensañamiento moral, que se acompaña de sangre, desechos, heces y mal sexo, plantea más preguntas que las que responde”.
A pesar de la crítica que se le pueda hacer, lo cierto es que Ascanio Cavallo se ha plasmado como uno de los columnistas más cultos que hay en el periodismo actual. En una era en donde cada año egresan miles de estudiantes ¿podrá alguno llegar a ser como él?

Jorge Pérez

Mouat el cotidiano

Francisco Mouat Croxatto es de esos hombres que se sorprenden por lo pequeños detalles de la vida, y tiene la cualidad como pocos, de darles una mirada nueva, un sabor nostálgico y melancólico, una dimensión humana.
Conocido por muchos en el medio, ha hecho de todo. Redactó durante la dictadura en la revista “Apsi” y posteriormente en “Hoy” hasta su desaparición. Fue director del semanario deportivo “Don Balón”, tuvo una escuálida pasada por televisión; en el programa El Mirador de TVN con su sección “El Catalejo de Mouat”. Fue editor de la revista “Viajes” de El Mercurio y actualmente es columnista de la revista “El Sábado” en “Tiro Libre” y comenta deportes en ADN Radio.
Pero su trayectoria, su prontuario, sus logros y reconocimientos lo tienen sin cuidado. Ex profesor de la Universidad Diego Portales, alcancé a estar en su único ramo Taller de Crónicas; su pasión. Las crónicas de Mouat rescatan lo mejor y peor del día de un hombre. Un hombre con problemas, un hombre que, como cualquier otro, se levanta por las mañanas, toma desayuno, escribe a medio tarde o sale de casa, toma locomoción colectiva, usa automóvil, o qué importa, Mouat las ha hecho todas.
Le escuché decir en innumerables oportunidades que un buen cronista es una persona común y corriente, un ciudadano cualquiera, ni con más ni menos aspiraciones, un columnista que sólo debe estar atento a los pequeños detalles del día. Como la mayoría de sus crónicas; encuentro con amigos, muerte de seres queridos, historias en una cafetería, la nostalgia del pasado, la incertidumbre del futuro. La fragilidad de un hombre que vive y respira, sin palabras extravagantes, sin calificativos rimbombantes, sin análisis académicos.
Influenciado por autores como Joaquín Edwards Bello, Ryszard Kapuscinski, Juan Villoro, entre un montón más. Mouat es un lector apasionado. “Para escribir hay que leer primero, leer una y mil veces”, decía en sus cátedras Pancho, como prefería que le dijéramos sus alumnos.
Ha escrito libros de toda índole. De los más conocidos “El Empampado Riquelme”, que partió por una crónica y terminó en libro. Una temática que reitera; la vida y muerte de hombres, de historias, que pasan desapercibidas; sin pena ni gloria. Lo mismo con las crónicas contenidas en “El teniente Bello y otras pérdidas”. Más libros: “Santiago, pena capital” (1992), “Guía negra de Santiago” (1999), “Chilenos de Raza” (2004).
Pero no sólo entre novelas y crónicas se mueve Mouat, su gran pasión el fútbol lo convierten en nuevamente en un aterrizado, un cotidiano. También escribió libros sobre pichangas y anécdotas deportivas: “Cosas del fútbol” y “Nuevas cosas del fútbol”. Crítico y amante del fútbol, por fin se da el gusto de vivir de sus pasiones; comenta deportes en ADN Radio y escribe crónicas que plasman su paso por sangucherías, cafés y eventos sociales.

José Manuel Loyola

Señor Director:

Augusto Pinochet falleció ayer. Conocimos por televisión la alegría que significó para cientos de chilenos que salieron a las calles a festejar su muerte. Los mismos que sintieron la opresión mientras dirigió el país, los mismos que pedían clemencia y apelaban a los derechos humanos. Pero ¿será la muerte sinónimo de celebración? ¿Acaso ellos, que sufrieron tanto con la muerte de sus cercanos, con la desaparición de sus cuerpos, no saben mejor que muchos qué es el dolor? ¿Acaso los derechos humanos no son también respetar la muerte y a los seres queridos que se quedaron en la tierra con el sufrimiento? ¿Es el momento de pagar con la misma moneda y parecer como el Dictador que acusaban de delito?

José Manuel Loyola

martes, 9 de septiembre de 2008

El último deseo de Pérez de Arce

Señor Director:

Más que referirme a lo mal o bien que me parece la muerte de Augusto Pinochet -nadie tiene el derecho a hacerlo con ningún ser humano- y las consecuentes celebraciones fúnebres, me dirijo a usted para rememorar un hit.

Recuerdo haber leído en alguna ocasión, que el famoso columnista de El Mercurio, Hermógenes Pérez de Arce, comentó un último deseo que le hizo saber directamente a Pinochet. Con la seriedad que caracteriza ese estilo algo inglés de Pérez de Arce, se dirigió a su general y le anunció:"general, me gustaría que esté presente el día de mi muerte ¿podría usted asistir a mi funeral?" y éste entre risas contestó "por supuesto"

Indudablemente, vemos cómo se desmoronan las aspiraciones de este fanático del régimen militar y súbdito del general Pinochet. Pero aun así, me aventuro a predecir desde ya, que esta muerte no va a impedir la presencia de Pinochet en el funeral de Pérez de Arce, porque estoy segura de que el columnista va a morir hablando con nostalgia del gobierno militar y del que fuera su responsable: Augusto Pinochet, invitado de honor en la celebración del fin de los días de Don Hermógenes.

Francisca Cordero.

Pinochet y la Concertación

Señor Director:

La partida de una figura tan potente como Augusto Pinochet, quien por años generó opiniones contrarias entre los chilenos y debates varios en los círculos de opinión de nuestro país y en el mundo entero, permite mirar desde otra perspectiva los efectos que su muerte tendrá en la opinión pública. Luego de leer el augurio que hace Patricio Navia en su columna del diario La Tercera con respecto al devenir de la política chilena y sobre todo de la Concertación, no me queda más que compartir su postura. Cuando dice que el motivo por el cual la coalición de gobierno se formó respondía a la necesidad de hacer frente a un régimen que cometía sendos abusos a los derechos humanos, impidiéndose así el desarrollo de una democracia sólida en el país, tiene razón, aunque todavía se tiene que comprobar si la coherencia del discurso oficialista es capaz de mantenerse después de la muerte del general. Todo parece indicar que la cohesión entre los distintos sectores de la Concertación será una tarea difícil de lograr. El fundamento de la lucha se ha extinguido y junto a él, la esencia del discurso oficialista. Más vale que redefinan su postura, sino la Alianza será quien saque los mayores dividendos de este hecho.

Catalina Lara S.M.

La irónica muerte de Pinochet

La muerte del General Augusto Pinochet para algunos fue motivo de una eufórica celebración, congregando a más de 4000 mil personas en Plaza Italia. Alrededor de las 17.00 horas comenzaron a llegar masas de personas al centro neurálgico de todas las grandes aclamaciones nacionales.  Una celebración llena de alegrías, reuniendo, en su mayoría, a defensores de los derechos humanos. Aquellos que desde el Gobierno de Pinochet, lucharon por sus seres desaparecidos.

Pero, ¿es realmente la muerte un  merecido castigo para aquel que siempre se relacionó con ella? Más aún, si su estado de salud cada día empeoraba y su agonía lo reducía a un estado de dependencia absoluta. Quizás por su condición médica, lo mejor que le podría haber pasado, lo único que aliviaría su dolor, era la esperada muerte.

Aquella celebración llena de champagne, abrazos, papel picado, música y banderas, fue por el alivio de un anciano de no pasar el resto de sus días en la cárcel.  El militar chileno, que encabezó una de las más sangrientas dictaduras de América Latina no fue condenado y todos aquellos que lucharon por su condena, salieron a las calles a celebrar su absolución. 

Más aún, la impunidad del sin número de delitos cometidos por Pinochet fueron celebrados un 10 de diciembre, el día internacional de los derechos humanos. Si bien la Presidenta decidió que el funeral fuese sin honores de Jefe de Estado, fue el pueblo el que lo ensalzó como tal. Le celebró la paz que tanto anhelaba.

Francisca Ramírez Fritz

El adiós de un general

La muerte es un espectáculo. Cuando alguien fallece todo el mundo habla. Es el momento en el cual se alaba o critica duramente la vida privada y pública del personaje en cuestión. Ayer fue el turno de Augusto Pinochet. Figura emblemática de uno de nuestros períodos históricos más álgidos. Alegría para algunos, tristeza para otros. Independiente desde dónde se mire, los funerales siempre son tristes. Y siempre hay una familia que sufre. Hijos que no tienen culpa alguna del apellido que llevan.  Simplemente cargan el legado por obra de la naturaleza. 
Cuando murió Gladys Marín, todo el espectro político, a pesar de las diferencias, rindió sus condolencias. Ahora que ha muerto su "archienemigo", la actitud no es la misma. Me sorprendió y es más, me choqueó, ver a tanta gente gritando y saltando de felicidad casi en la cara de los familiares. Personas que ni siquiera forman parte de la Agrupación de Detenidos Desaparecidos. De quienes podría llegar a entenderse tanta felicidad y jolgorio. Pero me refiero a grupos de jóvenes que vagamente saben lo que pasó en la historia de nuestro país durante el gobierno de Pinochet. Yo pertenezco a esa misma generación, y siento que hay temas de los cuáles uno simplemente debe abstenerse porque no fuimos parte de esa época. Creo que se trata de respeto. Y si no se tiene por el fallecido, al menos por la familia que dejó.
Yo no soy pinochetista. Lo digo abiertamente. No lo defiendo. Pero la justicia llega sola. 
Cuando uno le desea la muerte a alguien, muchas veces se cumple. Y la conciencia pesa. 

Nicole Sternsdorff F.

Adiós Carnaval...

Señor director:
Con motivo de la muerte del ex dictador Augusto Pinochet, el fin de semana recién pasado, me gustaría decir que es un alivio no tener más en este país a la persona que nos hizo tanto daño en el pasado.
A pesar de que yo era muy niño cuando la dictadura estaba en pleno (yo tengo 23 años), tengo claros recuerdos de cómo mi familia vivía con temor de que algo malo nos fuese a pasar. En todo caso, verlo ahí, ahora, muerto, me produce un cierto grado de rabia porque finalmente nunca será juzgado por todos sus crímenes.

Lo lamento de verdad porque la justicia tarda, pero llega. En fin. Lo otro que lamento es que la compañera Gladys no está viva par ver el desenlace de esta historia.

Pero a pesar de todo eso, ahora es el turno de los historiadores; es la hora de hacer sus trabajos y dejar en claro la clase de persona que fue el dictador.
Atte.
Jorge Pérez Jaña.

lunes, 8 de septiembre de 2008

Muerte Augusto Pinochet

Señor Director:

No tengo recuerdos del periodo militar, era muy pequeña para esa época y, en un principio, siempre me guié por las opiniones de quienes me rodeaban. Hoy que soy mayor de edad trato de analizar la época que vivieron muchos chilenos, pero creo imposible poder emitir una opinión fundamentada y suficientemente sólida si no viví en ese tiempo.
Creo que los únicos que pueden gritar a viva voz, son aquellos que perdieron a algún familiar. Porque la muerte es un castigo que sólo debería ser determinado por la naturaleza, no por decisión de una persona.
Todos los demás, deberíamos guardar silencio, aprender de los errores de una época y mirar hacia el futuro. Para construir un país íntegro y no seguir metiendo el dedo en heridas que no nos corresponden.

Marlene Pérez Weber

jueves, 4 de septiembre de 2008

VDE Colegio Cumbres

Señor Director:

Llama la atención que en Chile se repitan los mismos accidentes de tránsito en lugares que las autoridades se han comprometido a arreglar. Yo realicé el mismo viaje de estudios que las niñas del Cumbres el año 2003 y ya se comentaba lo peligroso era la ruta CH 11. Pudo haber sido mi curso o cualquiera de los miles de colegios que anualmente eligen el Lago Chungará como destino seguro para visitar. Sin embargo, tenía que ocurrir un accidente de tal magnitud para que la prensa y la clase política se hicieran parte en el debate acerca de la seguridad del camino. Me parece, a lo menos, preocupante la tardía reacción de las autoridades que durante el fin de semana coparon los noticieros de cuñas que reflejaban su empatía con las familias afectadas.
Los efectos que dejó este accidente en la opinión pública son muchos. Si bien la crítica común apunta a exigir medidas inmediatas para garantizar seguridad en la vía, también se tiende a cuestionar la responsabilidad que tienen los padres al enviar a sus hijos a estos viajes. Creo que si bien se puede debatir sobre la responsabilidad que tuvo el chofer al momento del accidente, no se puede culpar a los apoderados por una tradición que se viene realizando hace tiempo en los colegios. En el Facebook dedicado a las niñas fallecidas el viernes pasado, una señora cuestionó duramente el actuar de los padres de las víctimas por haberlas dejado ir a un lugar tan peligroso, dejando entrever que gran parte de la responsabilidad por lo sucedido, recaía en ellos. No me parece que sea el momento, el espacio, ni la razón para explicar el motivo del accidente. El tema de fondo es que de una vez por todas las autoridades tomen medidas reales para evitar el carácter reiterativo de los volcamientos en lugares que son conocidos por su mal estado.

Catalina Lara S.M.
Estudiante de periodismo
UDP

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Tragedia Colegio Cumbres

Señor Director:

Durante estos días he escuchado numerosas críticas sobre la cobertura que los medios le han otorgado a la tragedia del Colegio Cumbres. Incluso yo la encontré algo excesiva, siendo que soy periodista y entiendo cómo funcionan los medios. Las fotos de las jóvenes ensangrentadas, el dolor de las familias y las preguntas poco atinadas que dicen: ¿cómo se siente usted?, me hacen cuestionarme cuáles son los límites de la información y en qué momento deja de ser ético o más bien humano informar. Claramente el debate sobre hasta dónde se llega no puede ser regulado, siempre habrán excepciones, por lo mismo las leyes que reglamentan el ejercicio del periodismo no son claras.
Me parece que muchos colegas a lo largo de sus carreras se han preguntando lo mismo, y me parece que así sea, creo que eso hace más humana a la profesión, aunque a veces se tenga que dar cierto enfoque a los acontecimientos porque así tiene que ser.
Quiero establecer además que, a pesar de que a veces parezcamos fríos o que no nos importa el dolor ajeno, esto no es así. Sí nos interesa qué sucede con los demás, y nos complica a veces tener que hacer determinados reportajes o buscarle la quinta pata al gato. El periodismo es complejo y no muy bien mirado por otras profesiones, pero hay que considerar que se trabaja con la premisa de informar y dar a conocer lo que a los lectores les interesa.
Alejandra Vidal

martes, 2 de septiembre de 2008

El último Pasajero

Señor Director:
La tragedia ocurrida en Arica, donde nueve alumnas del Colegio Cumbres perdieron la vida, es una noticia que a todos los chilenos nos dejó pasmado. Sin embargo, el diario La Tercera cometió una aberración al publicar que el chofer Leonel Contreras Peralta era también el encargado de transportar a los estudiantes ganadores del programa de TVN “El último Pasajero”.
Al preguntarle a uno de los realizadores del programa sobre el tema, negó la situación. Es más, el canal mostró el debido respeto y no trasmitir el capítulo del domingo.
La situación es muy delicada no sólo por la tragedia, sino también porque esta publicación puede dañar la imagen del canal, la empresa de viajes y el trabajo de muchos. A su vez, aquellos colegios que tienen la esperanza de ganar un viaje de estudios, quedan con el temor de sufrir el mismo accidente.
El rol de los medios de comunicación es difundir los hechos noticiosos, pero siempre debe existir un cuidado en el tratamiento de la noticia. Principalmente en este tipo de situaciones, donde no sólo se ven afectados los familiares de los accidentados, sino también aquellos padres que confían que el programa de TVN otorgará el mejor servicio para sus hijos.

Francisca Ramírez Fritz
Estudiante de periodismo de la Universidad Diego Portales

Accidente Colegio Cumbres en la Prensa

Señor Director:
Desde el viernes pasado, no me he despegado de la prensa siguiendo paso a paso las noticias del accidente que vivieron las niñitas del colegio Cumbres.
He visto también, gran cantidad de gente molesta por las publicaciones consideradas muchas veces innecesarias.
Sin embargo, paralelamente me he encontrado con padres admirablemente sabios, que habiendo perdido a sus hijos en otras experiencias tan lamentables como éstas, aseguran que lo mejor que pueden hacer los medios de comunicación es seguir difundiendo este tipo de hechos, asumiendo la responsabilidad de que sus propias experiencias pueden ser útiles para el resto de la gente, reconociendo una autodenominada responsabilidad de baluartes para el resto de nuestro país y las generaciones venideras.
Con todas esos testimonios, recordé cuando hace poco más de un año, padres e hijos nos conmovimos profundamente con un papá que apareció en las noticias rogándonos a los jóvenes que por favor nos cuidáramos y pidiéndoles a sus progenitores que por favor hicieran lo mismo.
Es en estas situaciones que me sorprendo con las reacciones de algunas personas, que aún viviendo el dolor más profundo en el alma, son capaces de pensar en el resto. Me surge la duda de si será tan difícil de cargar la pena que no se lo desean ni a su peor enemigo, o que todavía quedan seres humanos generosos capaces de pensar en el del lado y no sólo mirarse el ombligo.
El ejemplo más tangible es la familia de Magdalena Rodríguez Hermosilla, una de las niñitas que murió en el accidente. En una emotiva carta escrita a El Mercurio, agradecen a todos los que les ayudaron en este doloroso proceso; y no sólo eso, se despiden agradeciendo a todo Chile: “Muchas gracias a todos. En momentos tan difíciles como estos es un consuelo muy grande ver que por sobre toda diferencia, el país entero se une en la solidaridad con el prójimo.”
Gracias a ellos, que aun sumidos en su propio dolor, son capaces de captar lo que sufrimos las personas que no los conocemos, pero que proyectamos en esas familias nuestras propias pérdidas y de alguna manera les brindamos algún tipo de compañía.

Francisca Cordero U.
Estudiante. 22 años
Aprendizaje

Señor director:

Luego de la triste muerte de las niñas del Colegio Cumbres, Chile ha sido testigo de una seguidilla de acontecimientos, reacciones y actitudes que dejaron más de una enseñanza de lo que para algunos fue un accidente y para otros un designio de Dios. Entender que el riesgo es nuestra sombra, que la vida no existe sin la muerte, que la solidaridad es fuerte, que los hijos son para disfrutarlos, que el perdón es un gran paso, que la fe ayuda y que la comprensión es la meta final, son algunas enseñanzas que los chilenos han recibido. Por otro lado, el dolor y el camino de superación de los padres y de las amistades de aquellas criaturas será silencioso y pronto, Chile volverá a aprender de nuevos sucesos, mientras algunos seguirán llorando a sus angelitos y otros agradeciendo la gran fortaleza de aquellos.

Rosario Danús.

VDE Cumbres

Señor Director:

Llama la atención que en Chile se repitan los mismos accidentes de tránsito en lugares que las autoridades se han comprometido a arreglar. Yo realicé el mismo viaje de estudios que las niñas del Cumbres el año 2003 y ya se comentaba lo peligroso era la ruta CH 11. Pudo haber sido mi curso o cualquiera d Llama la atención que en Chile se repitan los mismos accidentes de tránsito en lugares que las autoridades se han comprometido a arreglar. Yo realicé el mismo viaje de estudios que las niñas del Cumbres el año 2003 y ya se comentaba lo peligroso era la ruta CH 11. Pudo haber sido mi curso o cualquiera de los miles de colegios que anualmente eligen el Lago Chungará como destino seguro para visitar. Sin embargo, tenía que ocurrir un accidente de tal magnitud para que la prensa y la clase política se hicieran parte en el debate acerca de la seguridad del camino. Me parece, a lo menos, preocupante la tardía reacción de las autoridades que durante el fin de semana coparon los noticieros de cuñas que reflejaban su empatía con las familias afectadas. Los efectos que dejó este accidente en la opinión pública son muchos. Si bien la crítica común apunta a exigir medidas inmediatas para garantizar seguridad en la vía, también se tiende a cuestionar la responsabilidad que tienen los padres al enviar a sus hijos a estos viajes. Creo que si bien se puede debatir sobre la responsabilidad que tuvo el chofer al momento del accidente, no se puede culpar a los apoderados por una tradición que se viene realizando hace tiempo en los colegios. En el Facebook dedicado a las niñas fallecidas el viernes pasado, una señora cuestionó duramente el actuar de los padres de las víctimas por haberlas dejado ir a un lugar tan peligroso, dejando entrever que gran parte de la responsabilidad por lo sucedido, recaía en ellos. No me parece que sea el momento, el espacio, ni la razón para explicar el motivo del accidente. El tema de fondo es que de una vez por todas las autoridades tomen medidas reales para evitar el carácter reiterativo de los volcamientos en lugares que son conocidos por su mal estado. e los miles de colegios que anualmente eligen el Lago Chungará como destino seguro para visitar. Sin embargo, tenía que ocurrir un accidente de tal magnitud para que la prensa y la clase política se hicieran parte en el debate acerca de la seguridad del camino. Me parece, a lo menos, preocupante la tardía reacción de las autoridades que durante el fin de semana coparon los noticieros de cuñas que reflejaban su empatía con las familias afectadas. Los efectos que dejó este accidente en la opinión pública son muchos. Si bien la crítica común apunta a exigir medidas inmediatas para garantizar seguridad en la vía, también se tiende a cuestionar la responsabilidad que tienen los padres al enviar a sus hijos a estos viajes. Creo que si bien se puede debatir sobre la responsabilidad que tuvo el chofer al momento del accidente, no se puede culpar a los apoderados por una tradición que se viene realizando hace tiempo en los colegios. En el Facebook dedicado a las niñas fallecidas el viernes pasado, una señora cuestionó duramente el actuar de los padres de las víctimas por haberlas dejado ir a un lugar tan peligroso, dejando entrever que gran parte de la responsabilidad por lo sucedido, recaía en ellos. No me parece que sea el momento, el espacio, ni la razón para explicar el motivo del accidente. El tema de fondo es que de una vez por todas las autoridades tomen medidas reales para evitar el carácter reiterativo de los volcamientos en lugares que son conocidos por su mal estado.

Catalina Lara
Estudiante de periodismo
UDP

Tragedia Colegio Cumbres

Martes, 02 de septiembre de 2008

Señor Director:

Más allá del tratamiento que le haya dado la prensa, de quienes rechacen la exhibición de imágenes tan fuertes como las que hemos visto estos días, o del análisis sobre la irresponsabilidad que ocasionó el accidente, sin dudas lo que más me impresiona, es la fuerza y entereza de las familias afectadas.

No puedo escribir esta carta si no es desde mis emociones, desde el dolor que todos, cercanos o no a las víctimas de esta tragedia, compartimos desde que nos enteramos de lo ocurrido… A este dolor le sigue la admiración. Es difícil no conmoverse ante tales muestras de paz, de tranquilidad, de sabiduría de todos esos padres que perdieron a sus hijas.

Cada una de estas familias nos dieron lecciones de Fe, esa Fe que muchos no conocen o es difícil de comprender… ¿Qué es la Fe? Hemos sido testigos de ella…

Para quienes somos creyentes, el ver serenidad dentro de un dolor tan desgarrador como el que debe provocar la muerte de un hijo, no significa otra cosa que la presencia de Dios. No soy madre, y si lo fuera creo, con toda honestidad, que no sería capaz de sobrellevar un sufrimiento tan grande como este. Sería humanamente imposible. Creo que para muchas personas ha sido una lección de vida, un aprendizaje legado por los padres de las 9 niñas fallecidas.

Todos sentimos miedo e incertidumbre ante la posible partida de un ser querido, ante el dolor que se siente desde lo más profundo del alma, del corazón. ¿Cómo lo enfrentamos?, ¿seríamos capaces de superarlo?, ¿dónde encontramos consuelo?, ¿cómo reconstruiríamos nuestras vidas?, ¿seguiríamos viviendo?...

Me dirijo ahora a estas nueve familias y me sumo a las palabras de todos quienes están con ustedes en su sufrimiento y comparten este duro episodio que ha transformado sus vidas. Les espera un largo camino, pero tienen la ventaja de contar con el amor de Dios y de todo un país que ha llorado y sentido profundamente la muerte de sus niñas.

No todos los días nos encontramos con noticias que son capaces de remecer y sumir en el dolor a un país entero…

Francisca Gálvez

Basta

Señor Director:

Creo que a raíz de esta trágica situación, se hace imprescindible generar un diálogo con las autoridades encargadas de construir y pavimentar caminos en nuestro país. Hago un llamado al Ministerio de Obras Públicas para que tome cartas en el asunto. Simplemente NO es posible que este tipo de tragedias ocurra, a causa de la indiferencia de quienes son responsables de las condiciones de una vía tan importante que otorga conexión internacional a Chile.
El propio alcalde de Arica, Carlos Valcarce, manifestó en reiteradas ocasiones que debía arreglarse ese camino. Los alcaldes de Putre y General Lagos también lo hicieron. Entonces, ¿Por qué no se hizo nada? ¿Es necesario esperar a que las cosas pasen para tomar medidas? En nuestro país al parecer así es. Pero ya no sacamos nada con llorar sobre la leche derramada. Probablemente ahora van a reparar la vía. Pero ya es tarde.
La distancia no es pretexto para dejar de lado a las comunas más extremas. La carretera CH 11 es paso obligatorio para todos los viajes de estudio. Yo misma pasé por ahí con mi curso cuando estaba en el colegio. Y tuve suerte. Simplemente suerte porque podría haber sido mi bus y no el de las niñitas del Cumbres.
Esto puede volver a ocurrir. Ojalá que el gobierno no siga esperando. De ser así tendremos que lamentar más accidentes fatales como este. Hagan algo de una vez por todas y no avergüencen al país que los ha elegido como sus representantes. Den la cara y actúen. Basta.

Nicole Sternsdorff F.
Estudiante de Periodismo
UDP

Tragedia

Colegio Cumbres

Señor Director:
La reciente tragedia en las cercanías del Lago Chungará ha puesto en duda, para muchos padres, la validez o seguridad de un viaje de estudios.
Me parece debido destacar que los viajes de estudios sirven enormemente para los jóvenes, acercarse a sus compañeros, compartir con los amigos, vivir experiencias nuevas alejados de los padres, practicar la paciencia, dominar el genio e incluso, conocer su país.
Es por esto que, pese a la tragedia reciente, los padres deben ver los beneficios que puede traer un viaje de estudio para los jóvenes y no tener temor, porque en general, las agencias de viajes están preparadas y capacitadas para realizar un traslado seguro.
Como testimonio personal debo decir que, de todos los lindos recuerdos que tengo del colegio, sin lugar a dudas el mejor momento vivido fue el viaje de estudios.

María Elisa Henríquez Bazán

Tragedia

Colegio Cumbres

Señor Director:
En relación a la carta publicada en esta sección por la señora Soledad Altamirano Barceló, apoderada del Colegio Cumbres, me parece prudente aclarar que no comparto su opinión sobre “lo respetuosos que han sido los medios de comunicación para dar a conocer esta noticia”.
Creo que algunos medios, en particular de televisión, no tuvieron ningún tacto o consideración con las familias de las niñas fallecidas. Mostar imágenes crudas, impactantes o “sin editar” es una falta de respeto para los familiares, para los amigos, incluso para el espectador común que, después de ver semejantes imágenes queda simplemente absorto. Si a uno, completamente ajeno a la tragedia, las noticias le causan tal estupor por lo cruda de las imágenes, no imagino el dolor que deben sentir los familiares al verlas.
Es necesario que se respete la vida, la muerte, el duelo y el dolor, el morbo no puede superar las consideraciones éticas sobre las noticias que estamos cubriendo, lo digo como estudiante de periodismo. En algunos casos sentí rabia y vergüenza de la labor que estaban cumpliendo mis futuros “colegas”.

María Elisa Henríquez Bazán

Implicaciones de la tragedia

Señor director:
Con respecto a la muerte de las 9 alumnas del colegio Cumbres la semana recién pasada, me gustaría expresar mi sentimiento de tristeza pero además de preocupación. Esto no sólo porque esta situación ha sido sumamente complicada de “digerir”, sino que además porque personalmente tengo una hermana que este fin de semana se va de gira de estudios. A pesar de que este viaje se realizará por otra agencia de turismo lo cierto es que el sentimiento de inseguridad todavía está muy presente.
Espero de corazón que todas las familias afectadas puedan pasar de una forma muy tranquila este luto que los envuelve.
Atte.
Jorge Pérez Jaña.

Tragedia Colegio Cumbres

Señor director:
A través de varias páginas de Internet, me he enterado del pésimo estado en que se encuentra la ruta CH-11, camino que conecta el territorio nacional con el Lago Chungará. Ésta se halla deteriorada por lo años, sin recibir beneficios por parte de las autoridades. Además no se nos puede olvidar lo difícil que es manejar caminos de este tipo (llenos de curvas), con una densa neblina a cuestas.
El punto es, que creo innecesario culpar al conductor del bus por cuasi delito de homicidio; cualquier persona pudo haber cometido el mismo error, ya que la infraestructura es la que presenta complicaciones, no el hombre que comandaba el bus. Por otro lado, las paupérrimas condiciones de Putre en materia de salud, hicieron aún más difícil el rescate de las niñas. A pesar de ser la localidad más cercana al accidente, debieron trasladarlas a Arica, y por lo tanto, esperar tres horas de viaje con el peso del dolor de la tragedia.
Hay que detenerse un minuto a pensar cuál es el verdadero problema y dónde están los caminos para solucionarlo. Culpar por culpar, ahí no está la respuesta.

Manuela Ovalle