miércoles, 10 de septiembre de 2008

Celebraciones

Señor Director:

Soy y he sido siempre un opositor al mandato de Augusto Pinochet. Mi padre fue dirigente sindical en los años setenta, por lo que en mi casa crecí toda mi vida bajo ese pensamiento. Hoy, ante la muerte de quién gobernó por más de 15 años mi país luego de un golpe, o pronunciamiento militar - depende del punto en que se le mire- mis sensaciones son encontradas.

Me parece que las manifestaciones de alegría por parte de algunos detractores de Pinochet, luego de su muerte están fuera de lugar, puesto que la muerte de una persona, por más males que haya hecho, no debe convertirse en un motivo de celebración, aunque tampoco soy de la opinión de visitar su tumba ni llorar sobre una persona donde en su propio gobierno se cometieron atrocidades. Con la muerte de Pinochet después de años -donde el ex gobernador perdió relevancia- no voy a celebrar, sino que me sentiré tranquilo y conforme porque un ciclo político-social en mi país se habrá terminado junto con su deceso. Sólo espero que en el futuro no se repita un suceso así, que divida tanto al país como sucedió en aquella época.
Juan Pablo Cartagena

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