miércoles, 26 de noviembre de 2008

Hermógenes Pérez de Arce

Se autodefine como “el último crítico de Chile”, con el humor irónico que lo caracteriza. Nadie se ha salvado de sus dardos: disparos contra su eterno contrincante, Sebastián Piñera, contra Ricardo Lagos, Joaquín Lavín, Michelle Bachelet, la derecha y Juan Emilio Cheyre.
El único que se ha salvado es Augusto Pinochet, a quien siempre defiende y recuerda en forma nostálgica, lo mismo con los años en los que el gobierno estuvo en las manos de las FF.AA.
Abogado, periodista y master en economía, a sus 72 años es parte de la derecha más dura de Chile y es considerado como uno de los columnistas más tradicionales y cartuchos del país.
Cualquiera pensaría que es un machista, pero no lo es. De hecho confiesa –a Leo Marcazzolo en un “Salí con…”, de revista Mujer- un respeto y un temor “reverencial” por su señora y cree que una mujer es capaz de gobernar, pero sólo si es como Margaret Tatcher.
Este columnista de El Mercurio, ya lleva 26 años bombardeando semanalmente –en la actualidad dos días a la semana- a la izquierda. Sin embargo, también acecha con aquellos derechistas que se salen de las filas que él mismo ha delimitado. Un ejemplo enigmático fue el UDI –partido con el que Pérez de Arce se identifica- Joaquín Lavín, al cual según las propias palabras de Pérez de Arce “le lavaron el cerebro”, como a muchos otros, no por nada escribió un libro haciendo alusión a esa frase, que terminó por titular su obra.
En su larga trayectoria, ha provocado fuertes pasiones en sus lectores, quienes lo leen porque lo adoran, o insólitamente porque lo odian. Sin embargo, a medida que la figura de Pinochet ha ido decayendo en Chile, también lo han hecho los que apoyaban las ideas de Pérez de Arce, aunque no así el número de personas que lo leen.
Cientos de lectores se indignan con las columnas de este periodista “facho”, según muchos y ciego según otros. De hecho, actualmente, con el blog de El Mercurio en internet, se genera un considerable debate gracias a los escritos de don Hermógenes, a quien el lector puede responderle directamente gracias al espacio que se genera en este sitio.
En esta tribuna, si bien un gran número de lectores lo alaba y apoya, otra considerable cantidad de personas lo insultan, lo atacan y se exasperan en torno a sus tesis, la mayoría de las veces majaderas.
Sin embargo Pérez de Arce no pierde el control, algunos lo atribuyen al hecho de que cultiva la meditación trascendental hace algunos años. Dos veces al día, durante 20 minutos, repite en forma silenciosa su mantra y se evade.
Impertérrito ante cualquier crítica, no teme decir lo que piensa –por más deschavetado que suene- porque este ex candidato parlamentario (1989, contrincante con Sebastián Piñera, quien lo venció) no tiene intereses que lo frenen “Como no quiero diputaciones ni senadurías, no necesito tomar posiciones que le gusten a la gente”[1]

[1] Revista Qué Pasa. Pelayo Bezanilla. 2005

Por Francisca Cordero

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