miércoles, 26 de noviembre de 2008

“Crónicas de un subnormal para gente inteligente”.

Por Álvaro Farías.
“Crónicas de un subnormal para gente inteligente”, es el primer y nuevo libro de Werne Nuñez. En él están las mejores crónicas que ha escrito a lo largo de su carrera.
Para los que no lo conocen, Werne es un rucio de 1,60 centímetros, medio regordete, pero simpático, que acerca peligrosamente a los 35. Un alemán en miniatura. Tiene el gran logro de haber entrado a trabajar de barman a un pub y luego haberse convertido en el administrador. Tenía una vida ensueño: casado y con una hija, en la tranquilidad de Con Con. Cuando de un día para otro, se separó, se vino a Santiago y se puso a trabajar en la Zona de Contacto. Ahí escribió los reportajes más gonzos que puede recordar hasta ahora el periodismo chileno. Trato de vender su riñón, descubrió cómo murió el perro “Cosita”, salió a robar autos, dilucidó la incógnita si verdaderamente el Negro Piñera era amigo de Charly García y encontró marcianos. Se ganó el amor de unos pocos y el odio de muchos.
El estilo de Werne siempre está rozando la línea de la traición y de la ética, ya que se mete tanto en las historias, que los personajes piensan que él es su amigo, le abren las puertas de su vida e intimidad y luego les dice que es un periodista y que todo lo vivido será publicado, quieranlo o no. Así como ocurrió con el reportaje de volver al colegio, cuando a los 27 años se matriculó por un mes en el Liceo Lastarria y fue a clases como un alumno más para denunciar cómo funcionaba en la practica el sistema educacional chileno.
Este libro, que es el último que he leído, en el último mes al menos, es sin duda el que más me ha gustado, porque tiene un estilo deslenguado y frenético de afrontar la realidad, es un verdadero placer leerlo en el w.c. Es la compilado que necesetaba. Además de contener las más absurdas historias, dignas de Chuck Palahniuk, este libro tiene la particularidad de venir presentado en una bandeja de carne. Con papel aluza e información nutricional. Werne en crudo, “mejor que cocido”, dice él.

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