Los resultados obtenidos ayer en las elecciones, fueron evaluados por la gran mayoría como un castigo a la gestión del gobierno de Bachelet y las colas que dejó Lagos, especialmente con el Transantiago, que aún es un tema.
Sin duda, la crisis del transporte, que parecía haber menguado, -o dejada de lado en la agenda de los medios al menos- vuelve a surgir, ahora más leída entre líneas con los resultados de las municipales, pero bien entendida por la Concertación, que por fin ha demostrado cierta autocrítica dando luces de que están trabajando en la crisis que está viviendo el oficialismo, pero que no habían querido reconocer.
La mejor forma de pasar una crisis es con transparencia, puesto que la verdad es uno de los valores más importantes para el pueblo. Aun cuando en el imaginario colectivo esté la idea de que los políticos mienten, paradójicamente los votantes esperan que sus candidatos digan la verdad.
Si bien nuestra Presidenta puede ser uno de los agentes políticos más honestos, su constante evaluación tan positiva –y evasiva- de la realidad, estaba causando cierta molestia en la población, que definitivamente quiso castigar el no reconocimiento del error, con el apoyo a la oposición, al cambio del que Lavín tanto predicó, cuando casi saca a la izquierda del poder y competía con los proyectos estrella de Ricardo Lagos: El plan Auge y el Transantiago.
El cambio parece estar en sus avances iniciales, ya se logró un primer triunfo en los municipios al menos, la Alianza por Chile sacó la ventaja con los alcaldes, al fin tenemos alguna esperanza de que haya alternancia en el poder, para terminar con todos los casos de corrupción que hemos visto a causa de los puestos vitalicios de algunos personeros de gobierno.
Pero ojo, que estamos buscando esa alternancia en el ejecutivo dándole nuevas oportunidades a la derecha, paradójicamente a costa de instalarlos por varios periodos en los municipios, buscando nuevamente la no variación de los puestos públicos. Hay que pensar que sólo en la región Metropolitana, los candidatos que obtuvieron mayor cantidad de votos, estaban siendo reelectos: Ossandon (RN) en Puente Alto, que ya va para su quinto período, o De La Maza (UDI) para el tercero, Cristián Labbé para el cuarto (UDI) en Providencia, y para qué hablar de Sabat (RN) en Ñuñoa, o de Torrealba en Vitacura.
No importa si nos atrevemos o no a un partido u otro, definitivamente la mayor parte del electorado tiene miedo al cambio y por eso hemos tomado decisiones tan poco inteligentes por lo menos desde 1994.
Por Francisca Cordero
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