jueves, 27 de noviembre de 2008

Babasonicos en Chile

Hace cinco años descubrí el atractivo singular de esta banda de rock argentina. Sin considerarme “rockera” (de hecho creo odiar un tanto el rock) me bastó escuchar un par de sus canciones -Putita, El loco y Rubí (mi favorita), entre otras- para comenzar con ellos un romance que perdura hasta hoy. No se trata sólo de sus melodías pegajosas o de sus características letras banales, sin sentido en algunas ocasiones o sublimemente denunciadoras de agentes cotidianos en otras, sino también –tal como me dijera su tecladista Diego Tuñón- de “no tenerle miedo al ridículo”. Su último single Microdancing da cuenta de ello.
El fin de semana reciente realizaron dos conciertos: viernes en el Teatro Caupolicán y sábado en el local El Huevo, en Valparaíso. Yo no pude ir. No porque no tuviera ganas, sino por un tema de falta de información. Desde el 2005 que Babasonicos no había lanzado un nuevo disco, y sin querer queriendo fui desplazando sus ritmos cardíacos por otros artistas que buscaron la innovación de una forma más constante. Recién ahora vine a enterarme de la aparición en el mercado de su nueva creación, Mucho, nombre que refleja -según sus propios integrantes- que entre Anoche (2005) y este nuevo compilado “pasó mucho”. Entre todas esas cosas, la muerte de su bajista Gabriel “Gabo” Manelli, quien luchó durante años contra una enfermedad que prefirieron mantener fuera del alcance de los medios. Un disco “cargado de buena onda y de los buenos deseos de que Gabo se recuperara” comenta Diego Castellano, baterista del grupo.
Se comenta que el concierto en el Caupolicán “estuvo muy bueno, aunque hicieron el mismo show de siempre”. A mí me hubiese dado lo mismo, porque volver a ver en acción a este ahora quinteto del rock – pop argentino -que lleva 17 años reinventándose una y otra vez sin quedarse cortos de recursos creativos- es un privilegio que no muchos valoran y pueden disfrutar. En esta ocasión, yo no pude.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Hermógenes Pérez de Arce

Se autodefine como “el último crítico de Chile”, con el humor irónico que lo caracteriza. Nadie se ha salvado de sus dardos: disparos contra su eterno contrincante, Sebastián Piñera, contra Ricardo Lagos, Joaquín Lavín, Michelle Bachelet, la derecha y Juan Emilio Cheyre.
El único que se ha salvado es Augusto Pinochet, a quien siempre defiende y recuerda en forma nostálgica, lo mismo con los años en los que el gobierno estuvo en las manos de las FF.AA.
Abogado, periodista y master en economía, a sus 72 años es parte de la derecha más dura de Chile y es considerado como uno de los columnistas más tradicionales y cartuchos del país.
Cualquiera pensaría que es un machista, pero no lo es. De hecho confiesa –a Leo Marcazzolo en un “Salí con…”, de revista Mujer- un respeto y un temor “reverencial” por su señora y cree que una mujer es capaz de gobernar, pero sólo si es como Margaret Tatcher.
Este columnista de El Mercurio, ya lleva 26 años bombardeando semanalmente –en la actualidad dos días a la semana- a la izquierda. Sin embargo, también acecha con aquellos derechistas que se salen de las filas que él mismo ha delimitado. Un ejemplo enigmático fue el UDI –partido con el que Pérez de Arce se identifica- Joaquín Lavín, al cual según las propias palabras de Pérez de Arce “le lavaron el cerebro”, como a muchos otros, no por nada escribió un libro haciendo alusión a esa frase, que terminó por titular su obra.
En su larga trayectoria, ha provocado fuertes pasiones en sus lectores, quienes lo leen porque lo adoran, o insólitamente porque lo odian. Sin embargo, a medida que la figura de Pinochet ha ido decayendo en Chile, también lo han hecho los que apoyaban las ideas de Pérez de Arce, aunque no así el número de personas que lo leen.
Cientos de lectores se indignan con las columnas de este periodista “facho”, según muchos y ciego según otros. De hecho, actualmente, con el blog de El Mercurio en internet, se genera un considerable debate gracias a los escritos de don Hermógenes, a quien el lector puede responderle directamente gracias al espacio que se genera en este sitio.
En esta tribuna, si bien un gran número de lectores lo alaba y apoya, otra considerable cantidad de personas lo insultan, lo atacan y se exasperan en torno a sus tesis, la mayoría de las veces majaderas.
Sin embargo Pérez de Arce no pierde el control, algunos lo atribuyen al hecho de que cultiva la meditación trascendental hace algunos años. Dos veces al día, durante 20 minutos, repite en forma silenciosa su mantra y se evade.
Impertérrito ante cualquier crítica, no teme decir lo que piensa –por más deschavetado que suene- porque este ex candidato parlamentario (1989, contrincante con Sebastián Piñera, quien lo venció) no tiene intereses que lo frenen “Como no quiero diputaciones ni senadurías, no necesito tomar posiciones que le gusten a la gente”[1]

[1] Revista Qué Pasa. Pelayo Bezanilla. 2005

Por Francisca Cordero

“Crónicas de un subnormal para gente inteligente”.

Por Álvaro Farías.
“Crónicas de un subnormal para gente inteligente”, es el primer y nuevo libro de Werne Nuñez. En él están las mejores crónicas que ha escrito a lo largo de su carrera.
Para los que no lo conocen, Werne es un rucio de 1,60 centímetros, medio regordete, pero simpático, que acerca peligrosamente a los 35. Un alemán en miniatura. Tiene el gran logro de haber entrado a trabajar de barman a un pub y luego haberse convertido en el administrador. Tenía una vida ensueño: casado y con una hija, en la tranquilidad de Con Con. Cuando de un día para otro, se separó, se vino a Santiago y se puso a trabajar en la Zona de Contacto. Ahí escribió los reportajes más gonzos que puede recordar hasta ahora el periodismo chileno. Trato de vender su riñón, descubrió cómo murió el perro “Cosita”, salió a robar autos, dilucidó la incógnita si verdaderamente el Negro Piñera era amigo de Charly García y encontró marcianos. Se ganó el amor de unos pocos y el odio de muchos.
El estilo de Werne siempre está rozando la línea de la traición y de la ética, ya que se mete tanto en las historias, que los personajes piensan que él es su amigo, le abren las puertas de su vida e intimidad y luego les dice que es un periodista y que todo lo vivido será publicado, quieranlo o no. Así como ocurrió con el reportaje de volver al colegio, cuando a los 27 años se matriculó por un mes en el Liceo Lastarria y fue a clases como un alumno más para denunciar cómo funcionaba en la practica el sistema educacional chileno.
Este libro, que es el último que he leído, en el último mes al menos, es sin duda el que más me ha gustado, porque tiene un estilo deslenguado y frenético de afrontar la realidad, es un verdadero placer leerlo en el w.c. Es la compilado que necesetaba. Además de contener las más absurdas historias, dignas de Chuck Palahniuk, este libro tiene la particularidad de venir presentado en una bandeja de carne. Con papel aluza e información nutricional. Werne en crudo, “mejor que cocido”, dice él.

lunes, 24 de noviembre de 2008

Algo supuestamente divertido que no volveré a hacer (1997) David Foster Wallace

A través de este libro, David Foster Wallace da vida a una de las historias más irreverentes e irónicas del periodismo literario norteamericano de fines del siglo XX.
A simple vista, el lector podría confundirse con una historia de ficción, sin embargo, la manera en cómo los hechos reales están traspasados al papel, hacen que el trabajo periodístico se convierta en arte. La razón es simple. Todos los acontecimientos pasan por la retina del autor. La realidad que explica, es constantemente tergiversada por su imaginación, e intensifica los sucesos a través de un lenguaje potente y directo, todo observado desde su propia perspectiva; un ojo pesimista y oscuro, que retrata la decadencia de la sociedad norteamericana.
La historia transcurre en un crucero all inclusive, en aquellos lujosos barcos donde millones de gringos se divierten con entretenciones prediseñadas como concursos, bailes, shows y gimnasias entretenidas. Para Wallace, - quien también está a bordo del crucero- todo significa una maqueta, repleto de “cabezas huecas” que se emborrachan, bailan, se broncean y disfrutan de comidas elegantes para olvidar su trabajo y el mundo real.
Para una persona común y corriente, un crucero de este tipo podría ser el destino de sus sueños. Pero para Wallace, significa una pesadilla donde el principal protagonista es él; le es imposible soportar el orden impecable y la perfecta funcionalidad del crucero, los rostros embobados que ruegan por más bebidas o la decoración impersonal que inunda cada rincón.
Este trabajo de investigación, retrata a cabalidad las costumbres que tienen los norteamericanos para disfrutar su tiempo libre. Sin embargo, no hay nada profundo que se quiera descubrir; no hay asesinos, ni robos, ni tráfico de armas. Lo único que se quiere comprobar, es la tesis personal de Wallace: una atormentada y pesimista visión sobre la sociedad que lo rodea, tapada por lo absurdo y manchada por su propia estupidez.
De alguna forma, su tesis es sólo una parte de su visión completa de la vida. Su pluma retrata su perturbado corazón, que terminó por aniquilarlo en septiembre de este año. David Foster Wallace se suicidó, para finalizar también con sus increíbles historias, plagadas de vida sucia y horizontes desesperanzadores.

Manuela Ovalle

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Kitsuné Maison

Durante el 2006, nació en Inglaterra un nuevo concepto para el mundo de la música, el New Rave. Éste, que copió su nombre al ya conocido New Wave de los setentas, se refiere al estilo que fusiona la música electrónica con el indie rock.
Hay pocos discos valiosos que unan estos dos estilos de una forma impecable. Se me vienen a la cabeza algunos, como los brasileños Cansei de Ser Sexy, Datarock o Hot Chip. Sin embargo, existe una compilación que reúne lo mejor de varias bandas New Rave, que hace varios años remese los oídos de quienes les gusta este tipo de ritmos. Se trata del sello discográfico parisino Kitsuné, el que, meticulosamente, une los acordes de la electrónica con los de las guitarras y los bajos, sumado por supuesto, a las exquisitas voces que dan una pausa a tanto sonido entremezclado. No sólo me refiero a un disco, sino que a cuatro compilaciones que seguramente los fanáticos han bailado en fiestas under o escuchado en sus i pods. De hecho, a principios de este año, Dragonette, una de las bandas de su compilación número cuatro, visitó Santiago e hizo furor en el bar Constitución ubicado en Bellavista. De eso se trata, porque el nivel musical de estas compilaciones es de tan buen nivel, que escucharlas en vivo es un verdadero deleite.
Ahora, el kitsuné más nuevo es el volumen cinco, que suma las mismas características que los discos anteriores, con sonidos más actualizados aún, de bandas como Data, Fischerspooner, Rex the Dog y Does it Offend You, Yeah. Esta es la gracia que hace de estos discos tan únicos; caminan hacia la vanguardia, hacia lo nuevo y lo inexplorado. Van delante de las modas y de lo que sigue el montón. Una unión excelente, para oídos que buscan novedad.

Manuela Ovalle

Kitsuné Maison

Durante el 2006, nació en Inglaterra un nuevo concepto para el mundo de la música, el New Rave. Éste, que copió su nombre al ya conocido New Wave de los setentas, se refiere al estilo que fusiona la música electrónica con el indie rock.
Hay pocos discos valiosos que unan estos dos estilos de una forma impecable. Se me vienen a la cabeza algunos, como los brasileños Cansei de Ser Sexy, Datarock o Hot Chip. Sin embargo, existe una compilación que reúne lo mejor de varias bandas New Rave, que hace varios años remese los oídos de quienes les gusta este tipo de ritmos. Se trata del sello discográfico parisino Kitsuné, el que, meticulosamente, une los acordes de la electrónica con los de las guitarras y los bajos, sumado por supuesto, a las exquisitas voces que dan una pausa a tanto sonido entremezclado. No sólo me refiero a un disco, sino que a cuatro compilaciones que seguramente los fanáticos han bailado en fiestas under o escuchado en sus i pods. De hecho, a principios de este año, Dragonette, una de las bandas de su compilación número cuatro, visitó Santiago e hizo furor en el bar Constitución ubicado en Bellavista. De eso se trata, porque el nivel musical de estas compilaciones es de tan buen nivel, que escucharlas en vivo es un verdadero deleite.
Ahora, el kitsuné más nuevo es el volumen cinco, que suma las mismas características que los discos anteriores, con sonidos más actualizados aún, de bandas como Data, Fischerspooner, Rex the Dog y Does it Offend You, Yeah. Esta es la gracia que hace de estos discos tan únicos; caminan hacia la vanguardia, hacia lo nuevo y lo inexplorado. Van delante de las modas y de lo que sigue el montón. Una unión excelente, para oídos que buscan novedad.

martes, 11 de noviembre de 2008

El "menos malo" frente al "más conveniente"

Obama ganó las elecciones y el mundo entero exclama de regocijo. La pregunta que muchos se hacen es ¿Por qué? Pareciera ser un gran paso para la sociedad estadounidense haber escogido a un afroamericano que representa –para muchos- uno de los mayores y clásicos temores de los americanos: el poder en mano de los negros. Siendo el presidente número 44 de esa nación, Barak Obama marcó un hito en la historia de su país, no sólo por ser el segundo presidente más joven después de Kennedy, o por haber incentivado la inscripción electoral de cientos de miles de jóvenes que se sintieron identificados con su discurso pro cambio, sino que por ser el primer negro que asume la presidencia de la primera potencia mundial. Es clásica ya la historia del blanco que cruzó la calle cuando vio que por su misma vereda y en dirección contraria, se venía acercando un negro. Podría ser un simple vendedor de Nuts 4 Nuts, pero aún así muchos prefieren cruzar. ¿Por qué entonces Barak Obama salió electo?

Obama lo prometió todo: superar la actual crisis económica que tiene al mundo con vaivenes en las bolsas internacionales, hacer que la gran potencia mundial que es Estados Unidos brille por su accionar ideario antes que por su actuar con armas, retirar a las tropas de Irak en un período de 16 meses, etc., etc., etc. No cabe duda de que un factor importantísimo en su victoria fue su carisma y su increíble utilización de los medios de comunicación para difundir su campaña. Tampoco hay que obviar el fuerte trabajo de su equipo “de marketing”, que logró posicionarlo por sobre la candidata de su mismo partido, Hilary Clinton, permitiéndole luchar por la presidencia contra McCain.

Pero a pesar de todo lo que pueda decirse sobre Obama y de lo maravillosamente idealista que suene su speach, para mí está elección tiene -más bien- relación con un ímpetu de rebeldía. Sí, no niego que los estadounidenses estuvieran hace rato cansados de la política antiterrorista de Mr. Bush. Tampoco niego que creyesen en el discurso de Obama y en sus aspiraciones de renovación bajo el slogan “Yes We Can”. Pero lo que tampoco hay que dejar pasar es el hecho de que en USA las personas tiene la posibilidad de elegir entre dos candidatos: o demócrata o republicano. No es como en nuestro país, en que las opciones no sólo incluyen a la oposición y la Concertación, sino también al PC, al PRDC, al Partido Humanista e incluso a los Independientes. Visto desde esta perspectiva –y considerando el hecho de que la gente estaba agotada de Bush- es probable que muchos hayan votado por Obama no porque realmente les gustara como presidente, sino más bien para no votar por un futuro gobierno que repetiría los patrones que ya llevan 8 años poniéndose en práctica.
Además, el sistema estadounidense -en que no se cuentan uno a uno los votos del pueblo, sino que cada estado cuenta con un cierto número de representantes que se suman al candidato ganador- hace de la elección algo, a mi parecer, menos democrático que en nuestro país.

No deja de parecerme un poco raro que en el país donde “todos los sueños se hacen realidad” (país que a pesar de llamarse “libre” coarta contra la libertad de muchos inmigrantes y negros), se haya elegido a un presidente de color. Para mí se condice con la teoría del “escoger al menos malo” antes que “al más conveniente”. Eso estará por verse a partir de enero próximo, cuando junto a su señora y sus dos hijas Barak Obama haga oficial su traslado a la Casa Blanca.
Por Magdalena Frías

lunes, 10 de noviembre de 2008

El triunfo del negro sobre el blanco

Un triunfo indiscutible. Eso fue sin duda lo que ocurrió ayer en EE.UU. Barak Obama pasa ha marcar la historia mundial ya que es el primer afroamericano en llegar a la Casa Blanca.Sin duda, en este acontecimiento tuvo mucho que ver George W. Busch, quien con sus bajos índices de popularidad, provocó que los ciudadanos estadounidenses no le dieran más oportunidades al bando republicano y votaran por un cambio radical.Esto significa un gran giro en la forma que se gobernará el país desde enero y este factor sorpresa ha despertado enormes expectativas en la población mundial, lo que plantea un desafío aún más grande para el Presidente electo quien debe demostrarle a sus simpatizantes que no se equivocaron en depositar su confianza en él.Durante la campaña, Obama demostró tener valiosas cualidades. Su capacidad discursiva le ha perimitvo tener la notoriedad que exige la escena política de la gran potencia americana. La fuerza y convicción con que planteó sus ideas, apoyadas en la promesa de un cambio esperanzador, le permitieron desafiar exitosamente al resto de los candidatos de su partido, incluida la senadora Clinton, quien ya contaba con una importante cuota de poder.La estrategia política que utilizó logró movilizar a grandes grupos de jóvenes voluntarios para colaborar en su campaña, que persuadió a millones de ciudadanos de aportar montos cuyo promedio no superó los 100 dólares, y que utilizó la tecnología de internet para realizar todo lo anterior, revela una organización y un liderazgo respetable.Ahora falta sólo que comience a trabajar para ver si los estadounidenses esta vez sí dieron en el clavo con su valiente elección.

Francesca Bonino

El cumpleaños de los Ganjas

Por Rodrigo Valenzuela

Todo estaba listo. Era sábado, en la noche, y a pesar de que la convocatoria para pasar al club Mist gratis, bar de uno de los integrantes del grupo The ganjas, era para eso de las 23:00 horas el bar se repleto igual.
Es que ese día el sello independiente, Algo Records, estaba de fiesta porque uno de sus hijos mayores estaba de cumpleaños y se presentaba en su misma casa y con un amigo que se mantuvo comiendo torta como fue la banda telonera La revancha de Frances Farmer.
En el ambiente solo se sentían risas. La siempre innegable buena onda de los cumpleañeros y un sonido que hace sentirse dentro de una verdadera taberna rockanrolera y que hacia bailar a cualquiera.
El grupo festejado salió a tocar con su inconfundible sonido psicodélico y unas guitarras verdaderamente notables. Que por momentos nos llevaba a viajar en cada vibración de las cuerdas. Es así y se notan los años y el peso de partir desde cero tocando a veces, por lo menos tres veces, a la semana y de manera totalmente gratis.
Además en su currículum se suman ya varias idas a Argentina, México y ahora, recientemente, se les suma Brasil en donde serán parte de uno de los festivales de música al aire libre más grandes del cono.
Es así como pudieron estar tocando hasta un poco más allá de las tres de la madrugada. Teniendo como música de fondo los innumerables vasos que una y otra vez sonaban haciendo salucita por estar de fiesta.
Después de eso la fiesta continúo. Siguió al ritmo de las tornamesas pinchadas por los mismos integrantes del grupo The Ganjas. Todo se acabo a las cinco de la mañana cuando los pajaritos ya tocaban su melodía sílvica que suele indicarnos que ya es de día.
Una fiesta inolvidable para los amigos cumpleañeros.

La plaga: Tokio Hotel

En enero de 2008 apareció un video musical en ViaX que me dejó consternada, Monsoon de la banda alemana Tokio Hotel. La agrupación era constituida por un conjunto de 4 chicos que no pasaban los 20 años y tocaban una mezcla pegajosa y melódica de rock-pop. La banda adolescente a diferencia de la mayoría de las boys band gringas que nos recuerdan la década de los 90’s, tenían la particularidad de tocar la música y claro, ser alemanes cantando en inglés.
Sin embargo, lo que más me intrigó fue la extraña apariencia de uno de sus integrantes, el vocalista Bill Kaulitz. Me pasé la mitad del video tratando de dilucidar si era hombre o mujer, ya que su voz nunca me coincidió con su semblante androide y rostro perfectamente maquillado. Esta duda y la curiosidad de investigar cómo una banda alemana había llegado a pantalla chilena me llevaron a indagar más sobre ellos.

Bill Kaulitz, ¿es niño o niña?, ¿cómo una banda alemana llegó a aparecer en un canal de tv cable chileno?, ¿por qué cantan en inglés?, ¿tendrán alguna influencia del j- rock y por eso se pusieron ése nombre?

Después de ver Monsoon, empecé a presenciar a Tokio Hotel en todos lados. Su perfil en MySpace era uno de los más visitados. Además contaban con un channel en YouTube que exponía la vida de los integrantes de la banda sagradamente todas las semanas, y además, este website contaba con miles de suscripciones. También tenían una cuenta en Facebook y en cuánto sitio de red social importante al cual se me ocurriera ingresar. Tokio Hotel era una plaga y ya a mediados de 2008 también había conquistado las pantallas de MTV Latinoamérica.

Con el tiempo me di cuenta que el éxito de la banda estaba dado por una inteligente estrategia de marketing y merchandising por parte del sello discográfico Universal Music. Ellos se habían encargado de crear las diferentes membresías en los website sociales más calientes de la web, además de notificar a todos los fans mediante boletines sobre la actividad de los cuatro chicos. La idea del reality show (subtitulado en inglés, obviamente) exhibido por Internet fue una excelente estrategia para que la horda de quinceañeras que los siguen, se sintieran más cercanas y terminaran babeando incluso por su extraño vocalista. Quien ha desmentido, después de una serie de rumores que lo calificaban como homosexual, que realmente le gustan las chicas, aunque desde hace unos tres años ni siquiera ha podido besar a una.

El conjunto de: chicos adolescentes solteros, con apariencias que llaman la atención de jovencitas alrededor del mundo, que tocan una mezcla sencilla y pegajosa de rock-pop con letras en inglés, que cuentan con un reality show y que gozan de ese extraño pragmatismo exótico alemán; son un nuevo exitoso producto comercial que ha azotado cual plaga Europa, los Estados Unidos y ahora, Latino América.


Columna

Marlene Pérez Weber

jueves, 6 de noviembre de 2008

Cambios allá y acá

Barrack Obama no solamente es el primer presidente negro de los Estados Unidos, sino que también es una apuesta para el futuro, para lo que viene y aún es incierto
A través de sus numerosas estrategias comunicacionales digitales, como mensajes de texto vía celular, la instalación sus paletas de vía pública en los videojuegos de carreras de autos en los XBox 360 o la creación de tecnología sobre la plataforma del iPhone, facilitó durante todo el período de elecciones, la información que se difunde a través del boca en boca. Esto dio como resultado, que el candidato haya tenido su momentum. Justamente ahí radica el éxito de Obama, en la importancia que le han dado los medios de comunicación convirtiéndolo en el tema más importante de la actualidad electoral.
Por otro lado, Obama es una marca objetivamente nueva, diferente, llena de magnetismo y de la que todo el mundo habla. Lo mismo ocurre con ciertos personajes políticos de nuestra realidad nacional, como el recién reelecto alcalde de Peñalolén, el DC Claudio Orrego. Él, a pesar de ser parte de un conglomerado que apela más bien a la tradición y a la solidez política basada en los logros realizados en el pasado, es también una marca nueva que mira hacia el futuro. Junto con Obama, su éxito radica en ser una excepción a la regla (él diferente al modelo típico de la DC y Obama un demócrata de color).
De esta forma, se pueden encontrar algunas similitudes entre la realidad política norteamericana y la nuestra. Por algo que en las elecciones municipales chilenas, los políticos que apuntaron su estrategia hacia el pasado, -como por ejemplo el caso de Jaime Ravinet- tuvieron pésimos resultados. Quizás a McCain le pasó lo mismo. No sólo por ser republicano, sino que su estrategia se veía añeja.
Por ahora, sólo queda celebrar que hay un cambio. Y no sólo en estados Unidos, sino que también, en nuestra propia casa.

Manuela Ovalle

Cambios allá y acá

Barrack Obama no solamente es el primer presidente negro de los Estados Unidos, sino que también es una apuesta para el futuro, para lo que viene y aún es incierto
A través de sus numerosas estrategias comunicacionales digitales, como mensajes de texto vía celular, la instalación sus paletas de vía pública en los videojuegos de carreras de autos en los XBox 360 o la creación de tecnología sobre la plataforma del iPhone, facilitó durante todo el período de elecciones, la información que se difunde a través del boca en boca. Esto dio como resultado, que el candidato haya tenido su momentum. Justamente ahí radica el éxito de Obama, en la importancia que le han dado los medios de comunicación convirtiéndolo en el tema más importante de la actualidad electoral.
Por otro lado, Obama es una marca objetivamente nueva, diferente, llena de magnetismo y de la que todo el mundo habla. Lo mismo ocurre con ciertos personajes políticos de nuestra realidad nacional, como el recién reelecto alcalde de Peñalolén, el DC Claudio Orrego. Él, a pesar de ser parte de un conglomerado que apela más bien a la tradición y a la solidez política basada en los logros realizados en el pasado, es también una marca nueva que mira hacia el futuro. Junto con Obama, su éxito radica en ser una excepción a la regla (él diferente al modelo típico de la DC y Obama un demócrata de color).
De esta forma, se pueden encontrar algunas similitudes entre la realidad política norteamericana y la nuestra. Por algo que en las elecciones municipales chilenas, los políticos que apuntaron su estrategia hacia el pasado, -como por ejemplo el caso de Jaime Ravinet- tuvieron pésimos resultados. Quizás a McCain le pasó lo mismo. No sólo por ser republicano, sino que su estrategia se veía añeja.
Por ahora, sólo queda celebrar que hay un cambio. Y no sólo en estados Unidos, sino que también, en nuestra propia casa.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Cambio en la Casa Blanca

Es el primer presidente negro de la historia de Estados Unidos. Hijo de un keniano y una americana, es el segundo mandatario electo más joven después de Kennedy. Barack Obama, abogado, promete cambiar el destino del país de los sueños. Sin duda alguna, esta fue una elección histórica. Una que daba la opción de cambiar el futuro de la nación. El hecho de que sea afroamericano representa un cambio radical en las generaciones, los inmigrantes e incluso, los latinos. Obama es símbolo de optimismo y esperanza. Los demócratas vuelven a gobernar la Casa Blanca.
Un hecho notable es que Obama se impuso en Pennsylvania, estado en el que McCain había puesto el mayor esfuerzo para ganar. Incluso el republicano llegó a decir: "Si no ganamos Pennsylvania no podemos ganar las elecciones". También ganó en Ohio, otro estado polémico que en 2004 le dio la victoria a George Bush.
Barack plantea una serie de políticas y ofrecimientos muy distintos a los logros alcanzados por el actual gobierno de Bush. Dice que es partidario de la vía NO armada, que Estados Unidos debe brillar por sus ideas. Y con estas mismas ideas deberá enfrentar el desafío de la crisis financiera que vive el mundo hoy. Un desafío no vistos desde la década del 30 cuando Franklin Roosevelt debió afrontar la Gran Depresión. También deberá lidiar con las guerras en Afganistán y en Irak.
Es cosa de tiempo para ver si este hombre carismático y cercano logra cumplir sus promesas. Algunos analistas creen que la elevada popularidad de Obama puede darle una ventaja inicial, aunque claramente no le bastará.
NICOLE STERNSDORFF F.

Obama gana capital republicano

Barack Obama logró algo más que un hecho histórico en Estados Unidos. Además de convertirse en el primer presidente de color, pudo romper con la forma convencional de la población de percibir a la política tradicional, tan vapuleada por la gestión de George Bush y su profecía autocumplida de la guerra de Irak. Con su discurso de cambio y renovación, la percepción de los jóvenes sobre la importancia que su participación tendría en estas elecciones tuvo un vuelco que desde el tiempo de Kennedy no se veía. El 66% de los jóvenes entre 18 y 29 años sintieron la necesidad de apoyar la propuesta de este afroamericano, lo que permitió generar una conciencia política y social nueva y amplia, condicionando un triunfo que a partir de los resultados de las últimas encuestas los analistas venían proyectando en los distintos medios de comunicación.

Sin embargo, las elecciones del 4 de noviembre no tienen que entenderse como un hito o un fenómeno mediático bien construido por parte del equipo de Barack Obama (al cual tampoco se le puede restar mérito por el esfuerzo titánico que realizaron sobre todo los últimos días para acaparar un horario en donde se aseguraban que todos los televisores estuvieran encendidos para pasar una propaganda del ahora nuevo presidente). Hay que tener cuidado con sobredimensionar este acontecimiento político a niveles sobrenaturales, al límite de entender la elección de un candidato negro como un hecho apocalíptico. En este sentido, las proyecciones y evaluaciones sobre la primera etapa de gestión de su gobierno y la recepción de sus políticas por parte de las personas, es un proceso que merece un tiempo pertinente de análisis. No es recomendable apresurar juicios al respecto ni tampoco comentarios que vayan en desmedro de una carta que puede ser potencialmente beneficiosa para terminar con los odiosos prejuicios de razas que no contribuyen a la construcción de un país que busca la paz en medio de una guerra que difícilmente tiene fecha de término.

Lo cierto es que Obama es el nuevo presidente de un país que se pensaba seguiría bajo el régimen republicano y los méritos a su campaña sobrepasan a la archi repetida frase: “Estados Unidos hace historia con un primer presidente de color”. Obama ganó estados que tradicionalmente eran republicanos como Ohio y Florida, logró adherencia de amplios sectores de negros e hispanos (95% y 66% respectivamente) y sin dejar de lado a la población asiática de quien tuvo un respaldo de un 61%.

Es de esperar que la sensación de optimismo y las expectativas creadas después del triunfo de Obama no se pierdan en un abrir y cerrar de ojos. De ser así, todo lo conseguido gracias a una campaña casi perfecta caería en el mejor ejemplo de marketing político visto en la última década.

Catalina Lara San Martín

La favorita de Vargas Llosa

Definiendo su interpretación actoral como muy convincente, Vargas Llosa se encarga de ensalzar la figura de Vanessa Redgrave hasta el punto de instalarla como un referente dentro de los monólogos mejor logrados dentro del ámbito teatral mundial. No sólo por el nivel de locuacidad que alcanza sino por el grado de conexión que sus parlamentos establecen con el espectador. El contenido dramático que los sonidos y silencios dejan en el reducido espacio de un teatro citadino como el del Lyttleton Theatre o un masivo auditorio de Broadway, dejan atónito a quien se enfrente a una interpretación como esta. Y sólo realizada por Redgrave (condición que el autor de la crítica resalta vez que puede). Sin embargo, al leer su crítica que a veces tiende a caer en un exceso de halagos, resulta difícil adentrarse en la atmósfera casi anestésica que genera su interpretación mientras personifica a una viuda que llora la muerte de su marido y quien a su vez, comparte la pérdida repentina de su hija. Al revés de lo que le ocurre a Vargas Llosa con esta actriz “fuera de serie”, creo no ser la única que no siente la misma empatía que el autor cuando el trabajo de su crítica se centra en establecer un gancho emocional con la interpretación endiosada de la artista. Si antes no fuimos testigos de alguna intervención de Redgrave que mereciera un comentario directo o indirecto de uno de sus papeles, no me imagino compartiendo la mirada crítica de Vargas Llosa. No me queda más que felicitarlo por recrear muy bien la atmósfera pero aún así no logro materializar a Vanessa en el escenario del Lyttleton Theatre. Eso sí basta con “googlerla” para darse cuenta que se trata de una destacada actriz que, a pesar de su larga trayectoria y los numerosos premios que tiene (más de tres Oscar), sigue realizando, hasta el día de hoy, producciones que son alabadas por la crítica. Y que, además, resultan ser películas conocidas y más de una vez comentadas por personas que al leer la crítica de Vargas Llosa no tenían idea quien era Vanessa Redgrave.

Catalina Lara San Martín

El mal del diferente

Estimados, a este cuento de un Estados Unidos libre gracias Barack Obama no me lo creo nada. Este medio, no se lo cree, pero lo acepta, porque siempre agachamos la cabeza. El asunto es tan sencillo como que los gringos son tan mediaticos y fascinados con la espectacularidad de los shows televisivos (lo que sí fueron estas elecciones), que aunque Snoop Dog hubiese sido apoyado por el partido republicano, igual habría ganado.
No soy gringo, ni pretendo serlo, pero antes de ser candidato ¿alguien conocía a Obama?. Yo no, no sé usted. A Kerry lo conocía, o por lo menos sabía de él, en alguna pelea de perros había saltado su nombre. Pero este Obama, aparte de ser de raza negra y hablar medio rapeado, no le veo mucha gracias. Ojo, aquí no amamos a Bush, pero tampoco nos compramos la Obamamanía. Tampoco en su momento la Bacheletmania, incluso voté por ella sólo para que no ganara Piñera, pero siempre supe que sería un real desorden de gobierno.
Ahora bien, lecciones para un día histórico: Nadie se va del gobierno sin dejar su huella, la de Bush fue la mega crisis económica para que Obama no pueda hacer una “America” feliz. Yo creo que el próximo candidato a la presidencia de Chile debería ser un colorín o un albino.

martes, 4 de noviembre de 2008

Comentario crítica a Vargas Llosa

La crítica de Vargas Llosa es interesante, desde cierta perspectiva, pues enumera los diferentes factores que a su juicio hacen de la interpretación actoral de Vanessa Redgrave algo tan espectacular. Sitúa a los lectores en un contexto que muchos pueden no conocer y justifica cada uno de los argumentos que entrega para decir que Redgrave es una actriz fenomenal, ya sea para monólogos o para interpretar guiones demasiado ineficientes en sí mismos. La actriz es incomparable y eso lo deja en claro. El problema es que lo hace, pero demasiado. A mi gusto, más que tratarse de una crítica que permite a los lectores hacerse la idea acerca de una obra de teatro y de la interpretación de la actriz principal, Vargas Llosa gasta cuatro páginas para alabar a quien a su gusto es la mejor de todas. De hecho demuestra su enorme admiración por la actriz –a mi gusto poco objetiva- contando a los lectores la primera vez que la vio en una protesta pública. Y a mí ¿qué me importa? Si estoy leyendo una crítica sobre una obra de teatro espero finalizar las últimas líneas de la misma teniendo la sensación de que sé algo más sobre ella, de que me motivó o desmotivó a ver finalmente esa obra, que me hizo pensar, que me despertó la curiosidad o el rechazo, ¡que me pasó algo! Pero con lo escrito por Vargas Llosa no me queda otra sensación más que haber leído las líneas de un fan que quiere que todo el mundo admire a quien tiene colgado en la pared de su pieza, retratado en un poster de mala muerte.

lunes, 3 de noviembre de 2008

¿Alguien me podría decir quien es Vanessa Redgrave?

Apostaría que nadie de los que están sentados a mi lado en estos momentos sabe quien es Vanessa Redgrave, por lo tanto, para ellos y para mi este texto no tiene ningún sentido. Al comienzo sin duda, hace falta una pequeña introducción, una biografía de quien se va a hablar a lo largo del texto. Es un error muy común dar por hecho que todos los lectores tienen conocimientos previos del personaje en cuestión. Puede estar muy bien escrito, tener ritmo, ser entretenido, quizás hasta divertido, pero todo esto pierde validez si no se tiene la más mínima idea de quien Redgrave. Quizás, sea un personaje reconocido y mi error radica ahí, en que no tengo la suficiente cultura artística, en que soy solo una más del montón y si es así de antemano me hago cargo de esto y pido las disculpas pertinentes. Pero estoy casi segura de que como yo hay miles en todo el país. Si esta columna apareciera en algún medio reconocido como El Mercurio, no serían más que un par de docentes o literatos los capaces de adentrarse en el texto y, por lo tanto, de poder disfrutar como se deben todos los escritos de Vargas Llosa.

Francesca Bonino